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El no-olvido

“Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme dejaré de quererte poco a poco…piensa que en ese día, a esa hora levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.”

Pablo Neruda (Si tú me olvidas, en “Los Versos del Capitán”, 1952)

Cada día cientos de miles de pequeñas historias se agolpan alrededor de sucesos que por su trascendencia social, política o económica llegan a fraguar el devenir de todo un pueblo, país o región. Es entonces cuando se impone desde el poder una política activa ya sea, según convenga, de recuerdo o de amnesia. Una política pública de la memoria que transcurre por la senda de la historia con una excepcional carga emotiva y simbólica, en constante reinterpretación desde el presente y para el presente. En un extremo tenemos, por ejemplo, la conmemoración del llamado “Glorioso Alzamiento Nacional” del 18 de julio de 1936, y que se constituyó en el festivo “Día Nacional de España” durante la dictadura del General Francisco Franco hasta 1977. En el otro extremo nos encontramos con la promulgación de la Ley de Amnistía del 15 de octubre de 1977 en el contexto de la Transición Española. Dicha ley, vigente a día de hoy, impide juzgar los delitos cometidos durante la Guerra Civil y la época franquista, incluyendo los crímenes de lesa humanidad, aun siendo imprescriptibles según el Derecho Internacional. De esta manera, la historia se convierte en un juego de luces y sombras, de olvidos y recuerdos intencionados.

Un día como cualquier otro es ese del 11 de septiembre en el cual convergen eventos trágicos de gran calado histórico que surcan geografías varias y que se desarrollan en diferentes épocas. Entre ellos se encuentra el 299 aniversario de la caída de Barcelona (el 300 desde el inicio de su asedio), el 40 del Golpe de Estado en Chile, y el 12 aniversario de los ataques a las “torres gemelas” del World Trade Center de Nueva York. En los tres casos, la instrumentalización del pasado a través de la memoria juega un papel fundamental en la legitimización de políticas del presente. ¿Qué significan esas conmemoraciones anuales de carácter nacional y qué impacto tienen en la sociedad? ¿Qué se entiende por el recuerdo o el “no-olvido” de los acontecimientos que tuvieron lugar un 11 de septiembre?

1714 es el año de la caída de la ciudad de Barcelona ante las tropas de Felipe V—primer Rey de la Casa de Borbón en España—tras catorce de meses de asedio. La derrota militar del 11 de septiembre supuso el inicio de la abolición de las instituciones catalanas que culminó dos años después. Tras la restauración del Estatuto de Autonomía de Catalunya se eligió tal día para celebrar de manera oficial su Día Nacional, la Diada. Una de las actividades conmemorativas de la jornada se centra en una ofrenda floral en el Fossar de les Moreres, donde se encuentran enterrados muchos de los defensores de Barcelona durante su sitio.

El-Fossar-de-les-Moreres-BarcelonaEl Fossar de les Moreres. Imagen: Pedro J. Oiarzabal.

Simbólicamente, las 17:14 de la pasada Diada marcaron el momento álgido de la unión de norte a sur de Catalunya a través de una cadena humana de 400 kilómetros, y que aunó entre 1.500.000 personas, según la Generalitat de Catalunya, y 400.000, según el Ministerio del Interior del Gobierno de España. Es la llamada Vía Catalana hacia la Independencia, y cuya iniciativa popular, con gran acogida en la diáspora catalana, tuvo reflejo en 116 países a lo largo y ancho del planeta.

Cartell-Via-Catalana-México-DF-31-d'agost-2013Cartel de la Vía Catalana en México D.F. Imagen: Asociación Cultural Mexicano Catalana.

1973 marca el fatídico año del Golpe de Estado, auspiciado por el Gobierno de Estados Unidos, contra el gobierno del Presidente de Chile Salvador Allende, y cuyo suicidio aceleró la victoria de los sublevados. En unas pocas horas, desde la toma de Valparaíso a las 6:00 de la mañana por parte de las tropas rebeldes, y el asalto al Palacio de la Moneda en Santiago a las 10:30, el destino del país se truncó. La caída del gobierno legítimamente elegido en las urnas se tradujo en la implantación de una férrea dictadura militar, personificada en la figura del General Augusto Pinochet Ugarte, y que perduró hasta 1990. De forma similar al régimen franquista, el de Pinochet instauró por ley el día de su sublevación como día festivo para conmemorar el “Aniversario de la Liberación Nacional”, el cual no fue derogado hasta 1998. Las cifras oficiales sobre violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen militar alcanzan cerca de 3.200 muertos, siendo un tercio de ellos personas desaparecidas.

Manifestantes-conmemoración-40-aniversario-golpe-militar-Santiago-de-ChileManifestantes portando fotografías de desaparecidos durante la conmemoración del 40 aniversario del golpe militar, Santiago de Chile. Imagen: Sebastián Silva/AFP/Getty Images. El Nuevo Herald©.

El eslogan político del “Nunca olvidaremos” (“Never forget”) resuena alto y claro cada 11 de septiembre en Estados Unidos desde 2001. Desde el impacto del primer avión a las 8:46 y del segundo a las 9:03 transcurrieron tan solo 17 minutos. Sin embargo, las consecuencias de los ataques perpetrados por Al Qaeda siguen perdurando a día de hoy. Se argumenta la instauración de un nuevo orden en la política internacional, donde las libertades individuales están sido sacrificadas en nombre de la seguridad colectiva.

9-11-tribute-light-memorial“Tribute in Light” es una instalación de arte conmemorativo que simboliza el espacio dejado por las “torres gemelas”. Imagen: Kevin Mazur Photography/Getty Images. NY Daily News©.

Es el día y la hora, del que hablaba Neruda…el 11 de Septiembre de 1714, o de 1973, o de 2001…Es el día y la hora en el que se forjan los “no-olvidos” nacionales que disputan al recuerdo el protagonismo en una memoria fratricida, de encuentros y desencuentros, de afrentas y reproches, de odios y desamores, y que nos catapultan irremediablemente a un pasado que se deshilacha, como una bandera de batallas perdidas raída por el paso del tiempo, en un presente ambiguo y reversible. Lo que prevalece es el “no-tiempo” que facilita la repetición de los errores del pasado.

Y tú, ¿qué no olvidas?

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En nuestro propio mundo

“Chile es el país más vasco entre los de América”.

Gabriela Mistral (“Tala”, 1938)

De esta manera tan rotunda, Gabriela Mistral (bautizada con el nombre de Lucila Godoy Alcayaga) describía Chile en el contexto de la tragedia fratricida que estaba asolando su tierra ancestral y la pasividad cómplice del mundo occidental:

“Es mi mayor asombro, podría decir también que mi más aguda vergüenza, ver a mi América Española cruzada de brazos delante de la tragedia de los niños vascos. En la anchura física y en la generosidad natural de nuestro Continente, había lugar de sobra para haberlos recibido a todos, evitándoles los países de lengua imposible, los climas agrios y las razas extrañas. El océano esta vez no ha servido para nuestra caridad, y nuestras playas, acogedoras de las más dudosas emigraciones, no han tenido un desembarcadero para los pies de los niños errantes de la desgraciada Vasconia. Los vascos y medio vascos de la América hemos aceptado el aventamiento de esas criaturas de nuestra sangre y hemos leído, sin que el corazón se nos arrebate, los relatos desgarrantes del regateo que hacían algunos países para recibir los barcos de fugitivos o de huérfanos. Es la primera vez en mi vida en que yo no entiendo a mi raza y en que su actitud moral. Me deja en un verdadero estupor.”

Las palabras de Mistral, “una mestiza de vasco” tal y como se definió en su día, dieron fruto en época de Pedro Aguirre Cerda, Presidente de la República de Chile (1938-1941), también de origen vasco. Aguirre Cerda, comprometido con la causa republicana española, nombró a Pablo Neruda Cónsul Especial de Chile para la Emigración Española convirtiéndose en el enlace oficial con el Gobierno de la Republica de España y el Gobierno Vasco en Paris. Tras un mes de singladura por el Atlántico y el Pacífico el 3 de septiembre de 1939 el carguero Winnipeg arribó al puerto de Valparaíso desde una lejana Francia con cerca de 2.200 refugiados de la Guerra Civil Española, entre ellos un significante número de vascos. Trascurridas cuatro décadas, Neruda recordaba aquellos días en “Para nacer he nacido” (1978) de la siguiente manera:

“Ante mi vista, bajo mi dirección, el navío debía llenarse con dos mil hombres y mujeres. Venían de campos de concentración, de inhóspitas regiones del desierto. Venían de la angustia, de la derrota y este barco debía llenarse con ellos para traerlos a las costas de Chile, a mi propio mundo que los acogía. Eran los combatientes españoles que cruzaron la frontera de Francia hacia un exilio que dura más de 30 años”.

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Imagen del Presidente Aguirre Cerda desplegada por los refugiados del Winnipeg a su llegada al puerto de Valparaíso. Fotografía: BBC Mundo.

Otros vascos de otras migraciones se encontraban desde tiempo atrás asentados en diversas localidades del país. En 1915, parte de la comunidad vasca de Valparaíso se organizaba entorno al Centro Vasco Chileno de Socorros Mutuos, embrión de lo que más tarde sería Eusko Etxea-Casa Vasca, creada en 1943 tras la visita al país del Lehendakari José Antonio de Aguirre en 1942. La visita se enmarcaba en una gira que le llevó a recorrer diez países americanos. No alejada de conflictos internos, la asociación se vio abocada a desaparecer, y no es hasta 1999 que un grupo de personas retoma el nombre de la histórica casa vasca.

Tres años antes de la conformación del Centro Vasco de Valparaíso, Santiago de Chile era testigo de la constitución de su primer Centro Vasco, hermanándose en la distancia con las ciudades de Montevideo (Uruguay) y de Rosario (Argentina), las cuales vieron durante el mismo año surgir entre sus comunidades de emigrantes vascos la Sociedad de Confraternidad Vasca “Euskal Erria” y el Centro Zazpirak-Bat, respectivamente.

El paso del tiempo, los relevos generacionales, y los acontecimientos políticos y socio-económicos en Europa—la Guerra Civil, el exilio, el Gobierno Vasco en el exilio, la postguerra, y la Segunda Guerra Mundial—tendrán consecuencias directas en las numerosas colectividades vascas de América y particularmente en sus asociaciones, verdaderos faros en los rompeolas americanos de la emigración y el exilio vasco durante décadas. Dentro del devenir del propio Centro Vasco de Santiago de Chile en 1931 se crea Euzko Gastedija (Juventud Vasca) con un compromiso político claro en relación al emergente movimiento nacionalista vasco de Euskadi.

No es de extrañar que ante el aporte ideológico de los recién llegados y coincidiendo con la visita del Lehendakari Aguirre a Santiago de Chile, ambas instituciones, Euzko Gastedija y el propio Centro Vasco, asuman su unificación, convirtiéndose posteriormente en la institución que hoy conocemos como Euzko Etxea, no haciendo discriminación en el origen de los vascos, ya fueran de un lado o del otro de los Pirineos, a la vez que establecían una nueva sede social en la actual Avenida Benjamín Vicuña Mackenna. Su construcción se inició en 1957.

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Euzko Etxea de Santiago de Chile, 1960. (Fotografía cortesía de Pedro Oyanguren).

El pasado 15 de marzo Euzko Etxea celebró su primer centenario de vida. Durante el acto conmemorativo el Presidente de Euzko Etxea, José María Narvarte atestiguaba con sus palabras esa necesidad inherente al emigrante o exiliado de recrear un propio mundo vasco, situado entre el país de origen y el país de acogida, donde comenzar de nuevo, con la esperanza de que el esfuerzo realizado durante tanto tiempo tenga continuación:

“El vasco que abandona su pueblo, por distintos motivos y en distintos períodos de la historia, vive dos vidas: una soñando el anhelado retorno y otra, luchando día a día abriéndose un espacio vital, el de la subsistencia en otra tierra, en otro idioma, entre otras gentes. Y desde siempre, en ese diario vivir, le urge la necesidad de buscar un lugar de encuentro con los suyos, emulando instituciones, conservando sus tradiciones y su lengua… Nuestra casa cumple 100 años… Recordamos a los que ya no están y que hicieron posible su creación y su desarrollo y recibimos con los brazos abiertos a sus nuevos integrantes, savia nueva que hará posible perpetuar el sueño”.

Zorionak Euzko Etxea!!

Mi agradecimiento a Pedro Oyanguren y a Palmira Oyanguren por su inestimable ayuda.

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