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Perdonar

“El perdón no borra el amargo pasado. Una memoria sanada no es una memoria eliminada. Todo lo contrario, perdonando aquello que no podemos olvidar crea una nueva forma de recuerdo. Transformamos la memoria de nuestro pasado en esperanza para nuestro futuro”

(Lewis B. Smedes, The Art of Forgiving, 1996)

La memoria es fundamental para todo lo que hacemos o deseamos hacer. De hecho, mucho de lo que somos como individuos o comunidades se debe a la memoria. ¿Nos podríamos imaginar sin memoria? Nos encontraríamos sin pasado, sin identidad. Historia y memoria colectiva son una parte inseparable de cualquier cultura. ¿Cómo puede la tecnología ayudarnos a recopilar, preservar y hacer accesible al público nuestra memoria, nuestra identidad, historia y pasado? En este sentido, son varias las iniciativas llevadas a cabo a lo largo del año en el trabajo de recuperación y visibilización de la memoria histórica y social de Euskal Herria en el que la tecnología se ha convertido en un instrumento indispensable. Coincidiendo con el centenario del nacimiento de Jon Bilbao Azkarreta, el Instituto Vasco Etxepare y la Universidad de Nevada, Reno crearon la Cátedra Jon Bilbao, dando inicio al proyecto de investigación “Memoria Bizia: Patrimonio Vivo de la Diáspora Vasca” con el apoyo de la federación de asociaciones vascas de Norte América (NABO), el Gobierno Vasco y la Universidad de Deusto.

#MemoriaBiziaMientras “Memoria Bizia” se centra en los testimonios orales de vascos y descendientes vascos, de más edad, residentes en Estados Unidos y Canadá, el proyecto “Ondare Bizia: Exilio, Emigración y Retorno Vascos” trabaja en los testimonios de la última generación de exiliados, emigrantes y retornados de origen vasco a Euskal Herria. Liderado por los institutos de Estudios Vascos y de Derechos Humanos de la Universidad de Deusto, el proyecto se constituye en la plataforma multimedia online de divulgación y reflexión sobre dicho fenómeno social, “OndareBizia.deusto.es” y que toma vida en el documental “Ahaztutako Garaiak – Tiempos Olvidados” donde se muestra la diversidad y complejidad del pasado y del presente de la migración y del retorno a Euskal Herria, a partir de los testimonios de 24 personas.

#OndareBiziaNuestro objetivo parafraseando al Profesor Yehuda Elkana, superviviente del Holocausto, no es perpetuar la memoria colectiva de nuestro pasado más inmediato para que acabe rigiendo el presente y altere así el destino de nuestras vidas, sino que es en ella donde se encuentra la semilla de la esperanza en el futuro. Las historias orales recuperadas hasta la fecha nos presentan una memoria viva, una memoria moral, que supone una deslegitimización ética y social de actitudes de un pasado silenciado y construido sobre injusticias no reparadas. Sobre todo, estos testimonios, muchas veces sobrecogedores, nos aleccionan sobre el perdón para con sus victimarios y nos adentran en paisajes de memorias de otros tiempos que discurren entre olvidos y recuerdos.

“Ahaztutako Garaiak – Tiempos Olvidados” (Universidad de Deusto, 2014).

¿Cuál ha sido ese momento de 2014 que atesoras en la memoria? Cuéntanoslo.

Jai Zoriontsuak eta Urte Berri On!!!

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Aurrera

“Nadie puede emprender una lucha si de antemano no confía plenamente en el triunfo. El que comienza sin confiar perdió de antemano la mitad de la batalla y entierra sus talentos. Aun con la dolorosa conciencia de las propias fragilidades, hay que seguir adelante sin declararse vencidos…”

(Papa Francisco, Evangelii Gaudium, 2013)

Aurrera! ¡Hacia adelante! Apenas a unos días del fin del año las hojas del calendario nos delatan el paso irremediable del tiempo, al igual que nos obligan a mirar en el retrovisor de nuestra memoria con la esperanza de extraer conclusiones que puedan albergar una guía de actuación en el nuevo año que se nos avecina.

En medio de la multitud, la vida se nos revela como un sinfín de fotogramas hechos de instantes efímeros, haciéndose más presente que nunca las ausencias de los seres queridos. Otro año más volveremos a estar juntos, aunque ya no estemos todos.

A principios de este año el Instituto Heidelberg para el Estudio del Conflicto Internacional presentó su análisis de los conflictos violentos existentes en 2012 a nivel global. El resultado era de 43 conflictos violentos de alta intensidad de un total de 396. De éstos, 18 eran guerras repartidas por 15 países diferentes. La imagen no podría ser más deshumanizadora. Habrá que esperar al siguiente informe para confirmar que la violencia que ha asolado a nuestro planeta durante el 2013 no ha variado mucho con respecto a los años anteriores.

global-violent-conflicts-2012Conflictos violentos en 2012 a nivel estatal. Fuente: Instituto Heidelberg, 2013.

En medio de la celebración de estos días nos damos cuenta de lo afortunado que somos, o al menos más afortunados que otros. Cientos de campañas solidarias de organizaciones no gubernamentales, ya sean locales, estatales o internacionales, se propagan como un fuego al calor de un sol de invierno en Navidad. En los tres primeros puestos de los anuncios de Google nos encontramos a la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) desde donde se nos invita a ayudar a los niños refugiados sirios como resultado de una de la guerras mencionadas en tan desalentador informe, mientras Médicos Sin Fronteras nos invita a “salvar vidas” haciéndose socio, y la Fundación Vicente Ferrer nos anima a apadrinar a un niño indio como forma de erradicar la pobreza extrema en ese país asiático.

En el corazón del mundo occidental neo-liberal, la ONG Educo nos alerta del grave deterioro del sistema de bienestar social en el Estado español, que ha provocado que 2,5 millones de niños vivan en contextos de pobreza y que un 25% de los niños sufran malnutrición. Con el objetivo de paliar la falta de alimentos Educo ha elaborado un programa para el que solicita donativos.

Proyecto de Becas Comedor: con la comida no se juega y sin ella tampoco. Fuente: Educo, 2013.

¿Eres solidario/a? ¿Colaboras con alguna ONG? Cuéntanoslo.

Jai Zoriontsuak eta Urte Berri On!!!

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El no-olvido

“Ahora bien, si poco a poco dejas de quererme dejaré de quererte poco a poco…piensa que en ese día, a esa hora levantaré los brazos y saldrán mis raíces a buscar otra tierra.”

Pablo Neruda (Si tú me olvidas, en “Los Versos del Capitán”, 1952)

Cada día cientos de miles de pequeñas historias se agolpan alrededor de sucesos que por su trascendencia social, política o económica llegan a fraguar el devenir de todo un pueblo, país o región. Es entonces cuando se impone desde el poder una política activa ya sea, según convenga, de recuerdo o de amnesia. Una política pública de la memoria que transcurre por la senda de la historia con una excepcional carga emotiva y simbólica, en constante reinterpretación desde el presente y para el presente. En un extremo tenemos, por ejemplo, la conmemoración del llamado “Glorioso Alzamiento Nacional” del 18 de julio de 1936, y que se constituyó en el festivo “Día Nacional de España” durante la dictadura del General Francisco Franco hasta 1977. En el otro extremo nos encontramos con la promulgación de la Ley de Amnistía del 15 de octubre de 1977 en el contexto de la Transición Española. Dicha ley, vigente a día de hoy, impide juzgar los delitos cometidos durante la Guerra Civil y la época franquista, incluyendo los crímenes de lesa humanidad, aun siendo imprescriptibles según el Derecho Internacional. De esta manera, la historia se convierte en un juego de luces y sombras, de olvidos y recuerdos intencionados.

Un día como cualquier otro es ese del 11 de septiembre en el cual convergen eventos trágicos de gran calado histórico que surcan geografías varias y que se desarrollan en diferentes épocas. Entre ellos se encuentra el 299 aniversario de la caída de Barcelona (el 300 desde el inicio de su asedio), el 40 del Golpe de Estado en Chile, y el 12 aniversario de los ataques a las “torres gemelas” del World Trade Center de Nueva York. En los tres casos, la instrumentalización del pasado a través de la memoria juega un papel fundamental en la legitimización de políticas del presente. ¿Qué significan esas conmemoraciones anuales de carácter nacional y qué impacto tienen en la sociedad? ¿Qué se entiende por el recuerdo o el “no-olvido” de los acontecimientos que tuvieron lugar un 11 de septiembre?

1714 es el año de la caída de la ciudad de Barcelona ante las tropas de Felipe V—primer Rey de la Casa de Borbón en España—tras catorce de meses de asedio. La derrota militar del 11 de septiembre supuso el inicio de la abolición de las instituciones catalanas que culminó dos años después. Tras la restauración del Estatuto de Autonomía de Catalunya se eligió tal día para celebrar de manera oficial su Día Nacional, la Diada. Una de las actividades conmemorativas de la jornada se centra en una ofrenda floral en el Fossar de les Moreres, donde se encuentran enterrados muchos de los defensores de Barcelona durante su sitio.

El-Fossar-de-les-Moreres-BarcelonaEl Fossar de les Moreres. Imagen: Pedro J. Oiarzabal.

Simbólicamente, las 17:14 de la pasada Diada marcaron el momento álgido de la unión de norte a sur de Catalunya a través de una cadena humana de 400 kilómetros, y que aunó entre 1.500.000 personas, según la Generalitat de Catalunya, y 400.000, según el Ministerio del Interior del Gobierno de España. Es la llamada Vía Catalana hacia la Independencia, y cuya iniciativa popular, con gran acogida en la diáspora catalana, tuvo reflejo en 116 países a lo largo y ancho del planeta.

Cartell-Via-Catalana-México-DF-31-d'agost-2013Cartel de la Vía Catalana en México D.F. Imagen: Asociación Cultural Mexicano Catalana.

1973 marca el fatídico año del Golpe de Estado, auspiciado por el Gobierno de Estados Unidos, contra el gobierno del Presidente de Chile Salvador Allende, y cuyo suicidio aceleró la victoria de los sublevados. En unas pocas horas, desde la toma de Valparaíso a las 6:00 de la mañana por parte de las tropas rebeldes, y el asalto al Palacio de la Moneda en Santiago a las 10:30, el destino del país se truncó. La caída del gobierno legítimamente elegido en las urnas se tradujo en la implantación de una férrea dictadura militar, personificada en la figura del General Augusto Pinochet Ugarte, y que perduró hasta 1990. De forma similar al régimen franquista, el de Pinochet instauró por ley el día de su sublevación como día festivo para conmemorar el “Aniversario de la Liberación Nacional”, el cual no fue derogado hasta 1998. Las cifras oficiales sobre violaciones a los derechos humanos cometidas por el régimen militar alcanzan cerca de 3.200 muertos, siendo un tercio de ellos personas desaparecidas.

Manifestantes-conmemoración-40-aniversario-golpe-militar-Santiago-de-ChileManifestantes portando fotografías de desaparecidos durante la conmemoración del 40 aniversario del golpe militar, Santiago de Chile. Imagen: Sebastián Silva/AFP/Getty Images. El Nuevo Herald©.

El eslogan político del “Nunca olvidaremos” (“Never forget”) resuena alto y claro cada 11 de septiembre en Estados Unidos desde 2001. Desde el impacto del primer avión a las 8:46 y del segundo a las 9:03 transcurrieron tan solo 17 minutos. Sin embargo, las consecuencias de los ataques perpetrados por Al Qaeda siguen perdurando a día de hoy. Se argumenta la instauración de un nuevo orden en la política internacional, donde las libertades individuales están sido sacrificadas en nombre de la seguridad colectiva.

9-11-tribute-light-memorial“Tribute in Light” es una instalación de arte conmemorativo que simboliza el espacio dejado por las “torres gemelas”. Imagen: Kevin Mazur Photography/Getty Images. NY Daily News©.

Es el día y la hora, del que hablaba Neruda…el 11 de Septiembre de 1714, o de 1973, o de 2001…Es el día y la hora en el que se forjan los “no-olvidos” nacionales que disputan al recuerdo el protagonismo en una memoria fratricida, de encuentros y desencuentros, de afrentas y reproches, de odios y desamores, y que nos catapultan irremediablemente a un pasado que se deshilacha, como una bandera de batallas perdidas raída por el paso del tiempo, en un presente ambiguo y reversible. Lo que prevalece es el “no-tiempo” que facilita la repetición de los errores del pasado.

Y tú, ¿qué no olvidas?

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Algunas personas buenas

“El olvido lleva al exilio, mientras que la memoria es el secreto de la redención”

(Baal Shem Tov, 1698-1760)

En memoria de Julio Aróstegui

Estas breves palabras, profundamente reflexivas, custodian la salida del museo de historia en Yad Vashem—la Autoridad para el Recuerdo de los Mártires y Héroes del Holocausto—en Jerusalén. Tan solo hace unos días, el 27 de enero, se celebró el “Día Internacional de Conmemoración Anual en Memoria de las Víctimas del Holocausto”, cuya fecha, rememora aquel 27 de enero de 1945, cuando el Ejército Soviético entró en Auschwitz-Birkenau (Polonia), liberando lo que posteriormente fue definido como el mayor campo de exterminio del nazismo, y una de las mayores atrocidades en la historia contemporánea de la humanidad.

Pedro Junkera Zarate nació el 22 de noviembre de 1930 en Bilbao donde transcurrió su infancia hasta que con seis años fue evacuado junto a su hermana Ángeles, de ocho años, y cientos de otros niños vascos a Bélgica. Tras unos días en una colonia, los llevaron a Bruselas donde dos matrimonios decidieron hacerse cargo de ellos. Un matrimonio joven, formado por Jules Caillaux y Éva Samain, acogió a Pedro al que trataron como a un hijo, y a los que él cariñosamente siempre se ha referido como “papá” y “mamá”. Sus padres de acogida se desvivieron por él durante los tres años que vivió con ellos. Ángeles fue repatriada en 1939, y un año más tarde, también lo sería el propio Pedro. Bélgica ya no era un lugar seguro. A los pocos meses de la repatriación, el país fue invadido por Alemania. A lo largo de los años mantuvo el contacto con sus padres de acogida, y pudo visitarles, por primera vez, con veinte y tantos años, en un reencuentro que define como muy emocionante.  Poco conocía de los hechos de su padre Jules durante la Segunda Guerra Mundial y que fueron desvelándose a lo largo de los años.

Jules Caillaux nació el 31 de octubre de 1900 en Péronnes-lez-Binche, en la provincia valona de Hainaut. Fue voluntario en el Ejército Belga en 1918 durante la ocupación alemana del país en la Primera Guerra Mundial, y combatiente entre 1940 y 1945 durante la Segunda Guerra Mundial, y por cuya participación recibió un gran número de medallas honorificas. El 20 de noviembre de 1980, Yad Vashem reconoció a Jules Caillaux, de oficio electricista, como uno de los “Justos de las Naciones” por la protección otorgada a dos familias de origen judío—la familia de Roman Wachtel, refugiados de Austria, y el belga Oscar Fischer—quienes residían en su pueblo, Ohain, al sur de Bruselas. Jules impidió que las familias fueran arrestadas por los alemanes que les buscaban, cobijó a Fischer, y les consiguió tarjetas de racionamiento. Este reconocimiento es una de las mayores distinciones que se otorga a aquellas personas altruistas que salvaron a judíos durante el Holocausto. Jules falleció en Tournai el 29 de diciembre de 1985. Pedro asistió a su funeral el 3 de enero de 1986.

Junkera_1Pedro Junkera y Jules Caillaux, el 6 de junio de 1938, en Ohain, Bélgica. Imagen: Cortesía de Pedro Junkera.

Facundo Sáez Izaguirre nació el 27 de octubre 1917 en Donostia-San Sebastián. Afiliado al sindicato anarquista, Confederación Nacional del Trabajo, luchó a favor de la Republica y del recién constituido Gobierno de Euzkadi, con tan solo 18 años. Fue hecho prisionero en 1939, y le dieron a elegir entre trabajos forzados o unirse a la Legión. Decidió alistarse, escapándose al de poco tiempo. Atravesó la frontera siendo recluido en los campamentos de internamiento construidos para albergar a los refugiados que huyeron tras la Guerra Civil. Facundo estuvo en los campamentos de Saint-Cyprien y Gurs. En Gurs se le sitúa junto a su hermano Francisco, al que se le supone afiliado a la Unión General de Trabajadores. Tras la invasión alemana de Polonia en septiembre de 1939, se inicia la Segunda Guerra Mundial. En un corto periodo de tiempo, durante mayo de 1940, Alemania invade Francia, Bélgica, Los Países Bajos y Luxemburgo. En julio de 1940, el gobierno francés inicia su colaboración con Alemania, lo que provocó un amplio movimiento de resistencia interna en el que destacan los grupos de guerrilla, —popularmente conocidos como Maquis—, y en el que Facundo participó activamente. Hecho preso, fue enviado a Lorient (Bretaña) como mano de obra extranjera para construir la base de submarinos de Keroman entre 1941 y 1942 y 1944, formando parte de lo que se denominaría el “Muro del Atlántico”: una serie de fortificaciones militares alemanas en la costa atlántica cuyo objetivo era evitar una invasión marítima del Reino Unido. Una vez más consiguió escaparse. Tras viajar más de 730 kilómetros hacia territorio vasco, fue nuevamente detenido en febrero de 1944 en Hendaia. Trasladado en un tren de mercancías con miles de presos, fue deportado al Campo de Concentración de Neuengamme (Alemania). En mayo de 1945 tropas británicas liberaron Neuengamme.

A su regreso a Iparralde, Facundo pudo reunirse con su familia en Ciboure a finales de la década de 1940, conociendo por primera vez a su hijo José, quién había nacido en septiembre de 1936 durante la evacuación de Donostia-San Sebastián, de camino hacia Bilbao, en plena Guerra Civil. A través de la Organización Internacional para los Refugiados, Facundo junto a su mujer Cándida Sagarna, José y sus otros hijos pequeños (Mari Luz y Javier), tomaron rumbo hacia Santiago de Chile. Décadas después, Facundo y Cándida decidieron regresar a Euskal Herria. Facundo falleció en Donibane Lohizune, el 29 de agosto de 2008, a los 90 años de edad.

Facundo2Facundo Sáez Izaguirre en el centro, con ropa más oscura, con los Maquis. Imagen aportada por Pedro Oyanguren. Según comenta Oyanguren, el Gobierno Alemán envió a Facundo el reloj de pulsera que le fue requisado en el momento de su detención en 1944, treinta o cuarenta años después.

Me gustaría realizar un llamamiento para localizar a los milicianos y gudaris que participaron en la Guerra Civil y que a día de hoy puedan encontrarse residiendo fuera de Euskal Herria. Personas corrientes con historias extraordinarias que han vivido momentos históricos de indudable transcendencia. De la misma manera que es importante recordar, lo es el hecho de poder preservar esa memoria para evitar que todas estas historias caigan en el olvido.

[Mi más sincero agradecimiento a Pedro Oyanguren, José Sáez Sagarna, y a Yad Vashem y Pedro Junkera Zarate por la información aportada sobre Facundo Sáez Izaguirre, y Jules Caillaux y Éva Samain, respectivamente. Las entrevistas realizadas a José Sáez y a Pedro Junkera forman parte del proyecto de investigación sobre emigración, exilio y retorno vasco (e-Etorkinak, Bizkailab) de la Universidad de Deusto.]

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Mundos invisibles

“Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos, sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir”

José Saramago (Cuadernos de Lanzarote, 1997)

Ante el relativo grado de desconocimiento de la sociedad actual—particularmente de las generaciones más jóvenes—sobre el hecho de la emigración vasca, y ante la inevitable desaparición de la última generación histórica de emigrantes y exiliados y de aquellos que en su día retornaron, desde la iniciativa Bizkailab de la Universidad de Deusto nos propusimos realizar un estudio urgente sobre la memoria e historia del país, empezando por el Territorio Histórico de Bizkaia. La finalidad era, y sigue siendo, la de entender y difundir la identidad y cultura de un colectivo, a través del testimonio oral de sus protagonistas—tanto de aquellos que en su día emigraron como de los que regresaron—que hasta cierto punto, a día de hoy, permanece relegado al olvido.

oletaAustraliar-haCelebración del tradicional encuentro anual vasco-australiano en su vigesimocuarto aniversario, Oleta (Bizkaia). Fila superior: Mario Satika, Begoña Barrutia, Koldo Goitia, Maribi San Antonio, José Badiola, Iñaki Etxabe y Anne Etxabe. Fila inferior: Mila Aboitiz, Mila Aberasturi, José Ignacio Etxabe y Angelita Fundazuri (Fotografía de Pedro J. Oiarzabal).

Durante meses, hemos tenido la oportunidad de conocer “mundos invisibles”, hilvanados por memorias de otros tiempos, que se entrelazan con las de miles y miles de vascos que por una razón u otra tuvieron que abandonar Euskal Herria, y que en algunos casos, tras décadas en el extranjero, decidieron regresar a su hogar. ¿Qué es lo que quedaba del hogar? ¿Cómo fueron recibidos a su regreso? ¿Qué fue de aquellos vascos que regresaron tras la larga noche del franquismo, tras las interminables jornadas cortando caña de azúcar en Australia o en la soledad más absoluta pastoreando en las colinas del Oeste Americano? ¿Qué ha sido de su historia, de nuestra historia colectiva, del patrimonio cultural inmaterial que conforman los miles de fotogramas que compone la historia más gráfica de la emigración y del retorno a Euskal Herria?

¿Quién no conoce a algún familiar, lejano o no, o ha oído hablar de un vecino o un amigo que probó fortuna como cesta-puntista en el Oriente o en las Américas; de un exiliado; de un pastor; de un cortador de caña; de un hijo o hija de aquellos que se fueron para no volver más? Amerikanuak, Australianuak, Venezolanos, Argentinos, Uruguayos…vascos y vascas con acentos e historias sin contar que conviven entre nosotros y que comparten culturas, lenguas, vivencias de emigración y experiencias de retorno—unas más felices que otras, no carentes de incomprensiones mutuas, y a veces incluso de rechazo. Conforman mundos que nos transportan a otros tiempos y espacios, mundos invisibles, virtualmente desconocidos, pero reales. Sus historias son indispensables para comprender nuestro pasado y nuestro presente como un pueblo abierto al mundo.

ArrosaAmerikanuak20122-haEncuentro anual de los Amerikanuak, Arrosa (Nafarroa Beherea). De izquierda a derecha Jean Luis Oçafrain, Gratien Oçafrain y Michel Duhalde; emigrantes retornados de Estados Unidos (Fotografía de Pedro J. Oiarzabal).

El estudio nos llevó a recorrer numerosas localidades del país y nos acercó a paisajes del Oeste Vasco-Americano, pudiendo realizar más de 46 horas de grabación a personas cuyas vidas les condujo a más de 12 países en América, Asia, Europa y Oceanía. Hoy en día, la historia de Euskal Herria se enriquecería aun más si cabe incorporando las páginas sueltas escritas por vascos y vascas en lugares tan dispares como North Queensland, Idaho, Nevada, Buenos Aires, Caracas, Montevideo, México D.F., Filipinas, Cuba, Yakarta y un largo etcétera. Añadamos esas páginas al libro de nuestra historia y démoslas a conocer. Apenas hemos empezado a vislumbrar las raíces profundas del fenómeno de la emigración, y sobre todo del retorno, que existen en nuestra sociedad, y de su significado histórico en relación al progreso y al bienestar que a día de hoy disfrutamos, y que es en cierta medida, también gracias a los sacrificios y esfuerzos de aquellos que tuvieron que abandonar su tierra.

El vídeo “Gure Bizitzen Pasarteak: Erbeste, Emigrazio eta Itzulera Bizkaira—Fragmentos de Nuestras Vidas: Exilio, Emigración y Retorno a Bizkaia” muestra una selección de entrevistas realizadas en 2012 a vascos que en su momento fueron refugiados, exiliados, emigrantes y que a día de hoy han regresado al país. Nos relatan con sus propias palabras sus historias de vida, entremezclándose los discursos y testimonios más racionales con los más profundos y emotivos.

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Es ahora más que nunca necesaria la implicación de la sociedad, sus instituciones y agentes sociales, y de modo especial la de la población emigrante, la retornada y sus familiares para que se constituyan en agentes activos y participes en la propia reconstrucción del fenómeno histórico emigratorio vasco. Tal y como dijo, en su día, el Premio Nobel de Literatura José Saramago “hay que recuperar, mantener y transmitir la memoria histórica, porque se empieza por el olvido y se termina en la indiferencia”.

[Si nació en Bizkaia y por cualquier motivo decidió emigrar a cualquier parte del mundo, y ha regresado a Euskadi, escribanos a bizkaia.retorno@gmail.com Por el contrario si conoce a alguien que emigró y ha regresado hágale llegar este mensaje. Eskerrik asko!]

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i-bai musika

“La música es la taquigrafía de la emoción”

(Leo Tolstoy)

Mientras antropólogos culturales y etnomusicólogos nos relatan como la música es sin ninguna duda parte integral de una cultura y de las tradiciones orales de una sociedad, algunos sociólogos inciden en la importancia de la música y de las letras como elementos de socialización y de transmisión de información y de emociones. Aún más, investigadores pioneros en los campos de la neurología y psicología subrayan el impacto positivo de la música en nuestro desarrollo como persona y de nuestras propias estructuras emocionales. En sí, los sonidos en forma de canciones y relatos, al igual que aquellos aromas producidos en la cocina de nuestros mayores, se asocian a una memoria emocional anclada en un punto concreto de nuestra biografía. De esta manera, por ejemplo Joaquim Fuster argumenta que el motivo por el que una memoria es tan firme, tan sólida y tan duradera son las circunstancias emocionales en que se adquirió la memoria”. Ciertas memorias se encuentran asociadas a emociones específicas que son repetidas en el curso de la vida y que pueden ser evocadas, por ejemplo, por una determinada pieza musical, una imagen, un aroma o un sabor.

En nuestro pequeño planeta vasco han surgido un número de iniciativas innovadoras del ámbito cultural entre las que se encuentra muy especialmente Ibaimusic la cual reivindica el mundo de la música como forma de conectar con nuestras emociones, de relacionar nuestros sentidos con nuestras memorias, aunando en una misma sintonía-red a Euskal Herria y a la diáspora a través de la difusión de las diferentes tradiciones musicales vascas. Consecuentemente, esta propuesta cultural teje con intensidad una geografía de emociones y conocimientos que une a vascos de aquí y de allí, más allá de la distancia, y en donde Internet y las diversas aplicaciones digitales juegan un papel crucial. Nuestra comunidad global vasca toma cuerpo alrededor de un pentagrama acompañado por sus singulares signos musicales. El sociólogo vasco José Ignacio Ruíz Olabuenaga define esta comunidad como “una peculiar melodía constituida por las notas personales de todos los que nos sentimos vascos”.

Ibaimusicibaimusic “Emozioak lotuz-Conectamos emociones”

Proyectos como el de Ibaimusic nos proponen cientos y cientos de canciones que hilvanan cuentos e historias y nos transportan a otros tiempos y lugares que nos gustaría volver a visitar aunque fuera un instante…un solo instante. Nos acercan a placenteros recuerdos e imágenes que creíamos olvidados o desvanecidos en el tiempo, y que hacen que, al recuperarlos, las comisuras de nuestros labios se tornen en sonrisas. Imágenes de nuestra infancia inundan nuestra memoria y nos proyectan a otros tiempos donde lo imposible no existía en nuestro vocabulario y la vida se tornaba en un juego diario. ¿Cuál es la música vasca de tu niñez? ¿Qué recuerdos te traen las canciones e historias de tu infancia o juventud?

Y el tiempo transcurre. Y en nuestra memoria siguen perdurando un sinfín de sueños y de otros mundos posibles de alcanzar. Y a punto de iniciar un nuevo año echamos de menos las historias de aquellos vascos que decidieron quedarse en América, en Australia o en Europa y de aquellos otros que decidieron regresar y que durante años fueron recopiladas con extraordinaria paciencia por Alberto y por Kepa. Y seguimos echando de menos las palabras de Sergio y de tantos otros. Palabras forjadas por destellos de luz de estrellas que siempre dejan a la sombra vencida.

Jai Zoriontsuak eta Urte Berri On!!!

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¿Dónde estabas el 11 de Septiembre?

Eran las 8 y algo de la mañana, encendí el televisor, desayuné, y minutos después fui a afeitarme. Algo me llamó la atención, regresé a la sala y subí el volumen de mi pequeña televisión de segunda mano. En la pantalla aparecía el rótulo de “America under attack” sobre la imagen de un avión estrellándose contra una de las “torres gemelas” del World Trade Center de Nueva York. No comprendía nada. Al principio creí que se trataba del trailer de una nueva superproducción cinematográfica de Hollywood. Pero algo no encajaba. El periodista continuaba insistiendo en la noticia. Algo estaba pasando y el nerviosismo del locutor pronto traspasó la pantalla. Los minutos transcurrían, y de repente un segundo avión cruzó el cielo en dirección a la segunda torre… explosiones, humo, fuego…pánico…las torres empezaron a derrumbarse como castillos de arena ante una galerna…la televisión hablaba de otros aviones… ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Quién estaba atacando a Estados Unidos?

Salí de casa hacia la universidad. En la vieja biblioteca de la Universidad de Nevada, Reno, Getchell Library, donde se ubicaba el Centro de Estudios Vascos, habían dispuesto un número de televisores alrededor de los cuales la gente se arremolinaba en el más completo silencio. Algunos estudiantes lloraban histéricos, mientras otros intentaban consolarles. Queríamos comprender lo que estaba pasando pero estaba fuera de toda comprensión. Las noticias no aclaraban nada y todos los canales repetían constantemente la imagen del derrumbe de las torres gemelas. Día tras día, noche tras noche, las 24 horas del día, las mismas imágenes… Solamente el paso del tiempo nos ofreció una explicación más nítida de lo que ocurrió esa mañana del 11 de Septiembre de 2001. Por el momento todo era confusión y caos.

Al mediodía, irónicamente, teníamos programado hablar de “terrorismo” y “violencia política” en la clase que impartía Joseba Zulaika, Director del Centro de Estudios Vascos. Obviamente no era el momento más propicio para abordar dicho tema. En esta terrible situación, Zulaika propuso a los alumnos, visiblemente afectados, la posibilidad de hablar sobre los trágicos acontecimientos ocurridos unas pocas horas antes. Fue una clase memorable. La palabra se convirtió en un bálsamo que catalizaba angustias y temores. Nos apaciguó.

9/11(Imagen:  National September 11 Memorial & Museum)

Medios de comunicación (New York Times), bibliotecas públicas (Library of Congress), programas universitarios de Historia Oral (Columbia University), y departamentos de Psicología de todo el país no tardaron mucho en empezar a recoger miles de testimonios directos e indirectos sobre el “11 S”. Los objetivos eran ofrecer una ayuda directa a las personas más afectadas por los sucesos a la vez que preservar la memoria de los testigos directos de aquel desgraciado hecho histórico. El proceso de duelo colectivo de la sociedad estadounidense había comenzado. La memoria y el recuerdo se transformaron en los ejes de vertebración de la post-América del 11 de Septiembre. “Nunca olvidaremos” (“We will never forget”) se convirtió en el nuevo lema americano.

Sin embargo, las palabras no fueron suficientes para contrarrestar la inseguridad de la población. Las acciones recobraron protagonismo y la retórica bélica se impuso al discurso de la reconciliación. El periodista norteamericano John Carlin escribía hace unos días sobre las desastrosas consecuencias que trajo consigo las medidas “preventivas” que el gobierno de Estados Unidos puso en marcha en respuesta a los atentados del 11 de Septiembre. Carlin estimaba que hasta la fecha las guerras en Afganistán e Irak habían provocado entre 250.000 y 1 millón de víctimas mortales con un gasto cercano a los 4 billones de dólares. Uno no puede más que preguntarse por los horrores de los que habrán sido testigos los habitantes de ambos países.

Y tú ¿dónde estabas el 11 de Septiembre?

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Cartografía de emociones

“Cuando pronuncio la palabra Futuro la primera sílaba pertenece ya al Pasado”

(Wislawa Szymborska)

Mientras leéis estas letras debería de estar cruzando el Atlántico al reencuentro con un yo entregado voluntariamente al olvido. Las agujas del reloj se ralentizan. No hay tiempo como el de los aeropuertos donde su transcurrir se congela como postales de un pasado inamovible. Echo la vista atrás y hago recuento de los casi tres años que llevo fuera del país. A pesar del tiempo transcurrido prevalece el hecho de pensar que todo lo que dejé tras de mi continúa como lo dejé. Revisito lugares de ausencias que ya solamente habitan en mi memoria. ¿Dónde ha quedado el hogar? ¿Dónde fueron a parar los infinitos cielos azules de Reno, el calor de los días, el frío de las noches, el eco del sonido?

Mi casa es un paisaje de horarios discontinuos y de emociones entrelazadas que buscan un equilibrio entre la necesidad del olvido y el peso de la memoria. El resultado son paredes cubiertas por tapices hechos con finas hebras de sueños, recuerdos y añoranzas que ansían imaginarse otros mundos posibles donde volver a comenzar y poder recrear una nueva casa ante la imposibilidad de regresar al pasado.

Ely_Nov2008 (41)The Paris Ranch, Ely, Nevada (Fotografía de P. J. Oiarzabal)

En el libro Mountain City (2000) el autor vasco-americano Martin Gregory reflexiona sobre su niñez, juventud, el significado del hogar y sobre aquellos emigrantes vascos con los que se relacionó durante sus estancias en el pueblo de Mountain City del estado norteamericano de Nevada. Muchos de estos personajes han desaparecido excepto en la memoria de aquellos que les conocieron. Gregory concluye en tono triste y de resignación: “Para mí el hogar es aquel lugar que no puedo evitar que desaparezca”.

La memoria—en esa lucha del recuerdo contra el olvido—en sí es baldía sino se transmite. En nosotros esta el rescatar del olvido la memoria de aquellos vascos que, como los de Mountain City y de tantos otros lugares esparcidos por el continente americano, han sido testigos únicos de un pasado, y que como tal no volverá, pero que es necesario recordarlo. La memoria se alimenta de sí misma, de los recuerdos que aviva, que hacen de su esencia inmaterial una permanencia palpable entre nosotros. Los emigrantes vascos y sus descendientes han generado un imaginario y un legado cultural que han propiciado fuertes vínculos entre ambas orillas del Atlántico, tejiendo una cartografía de emociones que no tienen en cuenta ni fronteras temporales ni espaciales.

¿Qué permanecerá de las Euskal Herrias del Oeste Americano? ¿Qué quedará cuando toda una generación de personas que forman parte de esa memoria colectiva de emigración, expatriación y exilio haya irremediablemente desaparecido? ¿Qué será de esa “casa vasca” erigida en suelo americano?

Ely_Nov2008 (6)Mural en honor a los Pastores Vascos, Ely, Nevada (Fotografía de P. J. Oiarzabal)

Ante el relativo grado de desconocimiento de la sociedad actual sobre el hecho emigratorio se han puesto en marcha diferentes iniciativas que bien podrían afianzar el trabajo a favor de la recuperación de la memoria histórica de la emigración. Por ejemplo, la Junta de la Comunidad Autónoma de Extremadura creo en el mes de Abril el Museo Virtual de la Emigración Extremeña que podría ser un modelo a seguir en el caso de la diáspora vasca. Sin duda alguna, se requiere un firme compromiso con la memoria, con nuestra historia de emigración y retorno con el objetivo de recuperar y divulgar la memoria oral de los vascos del exterior y de aquellos que regresaron en su día como una parte fundamental del patrimonio inmaterial de Euskal Herria. ¡Hay tanto por hacer!

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Extraño

extraño, ña.

(Del lat. extranĕus). 1. adj. De nación, familia o profesión distinta de la que se nombra o sobrentiende, en contraposición a propio. U. t. c. s.; 2. adj. Raro, singular; 3. adj. extravagante. Extraño humor, genio Extraña manía; 4. adj. Dicho de una persona o de una cosa: Que es ajena a la naturaleza o condición de otra de la cual forma parte. U. t. c. s. Pedro es un extraño en su familia; 5. adj. Que no tiene parte en algo. Juan permaneció extraño A aquellas maquinaciones; 6. m. Movimiento súbito, inesperado y sorprendente; 7. f. Planta herbácea de la familia de las Compuestas, con tallo rollizo, velloso y guarnecido de muchas hojas alternas, aovadas, lampiñas, con dientes desiguales, y tanto más estrechas cuanto más altas están; flores terminales, grandes, de gran variedad de colores, pues las hay blancas, azules, moradas, encarnadas y jaspeadas. Procede de China, y se cultiva mucho como planta de adorno. serle a alguien ~ algo; 1. loc. verb. No estar práctico en ello o ser impropio para él. (Real Academia de la Lengua Española).

Me siento extraño. Mañana a estas horas habré regresado al país que me acogió durante tanto tiempo. Ya han pasado 7 siete años desde mi última visita, y 17 más desde que llegué por primera vez una noche de Septiembre en la que llovía a cantaros, había huelga del transporte público, estaba agotado, y no sabía ni una palabra de inglés. Fue una noche larga que me condujo a un amanecer resplandeciente, a uno de esos raros días, como aprendería más tarde, en los que el sol lucía. Parecía otro país. Sorprendentemente, a pesar del transcurrir de las horas mi inglés no había mejorado ni un ápice.

Los largos días, dieron paso al rápido pasar del tiempo. Ese primer año pronto se convirtió en el año fundacional de mi propio calendario. El Año 2, el Año 3, el Año 4…y de esta manera marcaba mi tiempo. Era un renacer, un rehacerse a sí mismo. El inicio. Dicen que el bíblico número 7 es sinónimo de muchos, muchos años…en sí la vida de los emigrantes es como las vidas de los gatos…

Esa primera mañana de mi primer día de mi primer año recorrí el campus de la universidad de norte a sur y me enamoré de su silencio, de la tranquilidad, de la serenidad, del paisaje, de los edificios, de los colores del otoño irlandés. Pensé en lo maravilloso que sería vivir allí para siempre. Pasado mañana me gustaría volver a desandar ese mismo camino andado hace tantos años. No sería tanto regresar al punto de partido sino de completar un viaje que inicie mucho antes de haber salido de Bilbao. Pero esa es otra historia. Sergio nunca pudo visitarme en Irlanda pero le gustaba oírme hablar de mis aventuras y sobre todo desventuras en el país de James Joyce. Ojala le hubiese hablado más de mi vida fuera de mi vida trazada desde mi nacimiento. Pasado mañana Sergio vendrá a pasear conmigo.

Ese breve instante de esa primera mañana dio lugar a 8 largos años, unos más felices que otros, pero todos intensamente vividos, gastando tantas vidas o más que la de los gatos. Me siento extraño como arqueólogo que hace catas en una memoria abandonada a su suerte, a un olvido interesado para poder rehacer el camino hacia otro destino sin mirar hacia atrás. Sin permitirme ningún lujo de sembrar nostalgias en el campo de la memoria, crucé el Atlántico para volver a empezar, para reinventarme un nuevo calendario; esta vez siendo consciente que todo calendario es caduco desde su primer segundo de vida.

Y de todo esto perduran esas pequeñas cosas de la vida…un paseo, un beso, un abrazo, un te quiero, el transcurrir de un viaje…Y por pequeñas merecen la pena ser vividas. A algunas las cambias y las muchas te hacen cambiar. Y todo cambia y que yo cambie no es extraño…

“Pero no cambia mi amor

Por más lejos que me encuentre.

Ni el recuerdo ni el dolor

De mi pueblo y de mi gente…”

(Julio Numhauser)

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Feliz Navidad 2.0(10)

“La distancia es la piedra de toque de los verdaderos afectos” (Henri Lacordaire)

Durante estas fechas millones de felicitaciones electrónicas de Navidad, Año Nuevo, Olentzeros, y Papa Noeles cruzan el ciberespacio, usurpando el tradicional lugar que ocupaban los “Christmas” de antaño, y liberan de esfuerzos titánicos a los carteros, y aligeran de peso (y de ingresos) al mundo logístico de las empresas de mensajería. Entre los grandes éxitos de la intersección del mundo de las tecnologías y la Navidad se encuentra “The Digital Story of Nativity”. “La Historia Digital de la Natividad” es un video que en apenas tres minutos presenta una versión didáctica y sumamente entretenida de la historia de la Navidad a través del mundo de las redes sociales como por ejemplo Facebook, Twitter, o Wikipedia y de aplicaciones como Google Maps o Foursquare. Bajo el sugerente título “Los tiempos cambian pero los sentimientos son los mismos” la compañía portuguesa Excentric ha creado uno de los videos más populares en YouTube con cerca de tres millones de visualizaciones en menos de dos semanas. Ciertamente la alta creatividad exhibida por Excentric le ha asegurado una excelente publicidad que ya está siendo recompensada tanto por el número de visitas a sus perfiles de Facebook y Twitter como por las felicitaciones recibidas por los profesionales del marketing y de la publicidad.

Mientras tanto las compañías de telefonía móvil intentan hacer su peculiar “agosto” en pleno invierno vendiéndonos el valor de la comunicación como antídoto tecnológico contra la tiranía de la distancia, la soledad y la ausencia de nuestros seres queridos. Blackberry, “Love Sharing the Love”, nos comunica que “nunca ha sido tan fácil compartir buenos deseos en Navidad”, mientras Apple y su iPhone nos sugieren un sinfín de aplicaciones, que van desde recetas culinarias a regalos, para asegurarnos “el éxito y la diversión esta Navidad”.

Es casi imposible olvidarnos de aquellos que ya no están pero cuya ausencia es ciertamente más notable estos días de reuniones familiares y de miradas hacia atrás, hacia ese horizonte lejano de meses, semanas y días pasados. La memoria no se mide tanto en función de nuestra capacidad para recordar sino en función de nuestra capacidad para no olvidar. Nos faltan Fermín y Margie, y Félix, y Sergio, y todos aquellos que nos dejaron levemente este año. Echo de menos a mis amigos esparcidos por Las Américas vascas…y a pesar de todo “estamos” más juntos que nunca. Y los afectos construyen puentes que disipan las brumas de las distancias, aunque estos se hayan construido con códigos binarios entrelazados como culturas hermanas a orillas del Océano Atlántico.

Jai Zoriontsuak eta Urte Berri On!!!

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