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Recap: Volume IV, 2014

Despite the growing number of Basques residing outside the European homeland, the existing emotional distance and knowledge gap between the Basque Country and its diaspora have unfortunately not narrowed (“#BasquesAbroad,February post). Significantly, the 20th anniversary of the Public Law 8/1994, which is the present legal framework of institutional relationship between Euskadi and the diaspora, passed unnoticed (“Decide,” May post).

If it is possible to argue that the Basque diaspora is for the most an invisible community to the eyes of the majority of the Basque society, what can be said about those others less fortunate people who arrive at our coasts? Within the context of the 10th anniversary of Al-Qaeda attacks in Madrid, we remembered the horrendous death of 15 young sub-Saharan people who perished attempting to swim to the Spanish autonomous city of Melilla (“¿Verdad?”—“Truth?” March post). Migrants are indeed an invisible but worldwide transnational community of over 232 million people. In an increasing interconnected world, at some point in our lives all of us will become a stranger in a foreign land.

For the past years, the blog has reflected on our historical and social memory. On this occasion, I explored the meaning of “forgiveness” as rooted in the memory of those who suffered prosecution and exile (“Perdonar”—“Forgiving,” December post).

The year 2014 marked the 5th anniversary of Basque Identity 2.0. I would like to acknowledge EiTB.eus and our friends from A Basque in Boise, About the Basque Country, Euskonews, Hella Basque, and Un libro al día for their continuous support and encouragement (“#NotInMyName,” September post; “Le petit mort,” June post).

Thank you all for being there. Also, I would like to take this opportunity to let you know that, as of January 2015, I will write the blog “Diaspora Bizia” at EuskalKultura.com—the only specialized media on the Basque diaspora and culture.

I would love to hear from you. Happy New Year!

Eskerrik asko eta urte berri on!

(NOTE: Remember: If you cannot understand English, you may use Google Translate).

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¿Verdad?

“!Madrid, Madrid! ¡Qué bien tu nombre suena, rompeolas de todas las Españas! La tierra se desgarra, el cielo truena. Tú sonríes con plomo en las entrañas”

(Antonio Machado, 7 de noviembre de 1936)

Reno

Eran las 8 de la mañana del 11 de marzo de 2004. Me acababa de despertar y entre esas rutinas de la vida del aquel entonces, la prioridad era encender el ordenador, consultar los correos y ponerme al tanto de la prensa. Entre la correspondencia electrónica, destacaba el correo “Urgente” de una amiga de Donostia. Nos pusimos hablar por el Messenger:

—   ¿Has leído el periódico? ¿Te has enterado de lo que ha ocurrido…?

—   Me acabo de levantar.

—   Mira las portadas de los periódicos de Madrid…horrible…es espantoso…

ETA había sesgado la vida de docenas de personas en atentados simultáneos en el corazón de Madrid.

—   No me lo puedo creer. ¿Has sido ETA?

—   Bueno, las noticias ya no son tan claras…dicen que puede haber sido Al-Qaeda.

Recuerdo las horas y los días que siguieron a los atentados como si de una verdadera pesadilla se tratase. Las llamadas a casa y a los amigos con el objeto de conocer de primera mano lo que estaba sucediendo en Euskadi y en España se repetían constantemente. La lejanía imponía una mayor dosis de incertidumbre, temor e impotencia. Los medios de comunicación en Estados Unidos se volcaron con la noticia reverberando el siniestro 11-S de 2001. La maquinaria diplomática internacional del gobierno de José María Aznar propagando a los cuatro vientos la responsabilidad exclusiva de ETA en la masacre de Atocha se había puesto en marcha. Aun luchando contra el discurrir del tiempo y del descubrimiento de indicios que apuntaban a la autoría de Al-Qaeda, incluso en la pequeña localidad estadounidense de Reno, Nevada, las televisiones locales seguían entrevistando a más que dudosos personajes, a los que se presentaba como expertos internacionales en la lucha antiterrorista, que no vacilaban en atribuir los asesinatos a ETA. La rabia y un grado considerable de culpabilidad ante la posibilidad de que hubiese sido ETA invadieron a todos los que componíamos tanto el Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada, Reno como a la comunidad vasca del país. En el contexto de la volátil situación de desinformación al que nos veíamos sometidos, Joseba Zulaika, en aquel momento director del Centro, y William Douglass, su cofundador, realizaron una gran labor antes los medios locales, nacionales e internacionales para reestablecer una cierta calma desde la cautela.

Madrid

Ante la ya más que plausible evidencia que Al-Qaeda se encontraba detrás de los ataques, la obstinación del Gobierno de España en demostrar a todas luces que había sido ETA era en sí una gran huida hacia adelante que fue frenada (momentáneamente) por la pérdida de la Elecciones Generales del 14 de marzo. La percepción de la sociedad era, según Cristina Flesher Fominaya, “que había sido deliberadamente engañada para la obtención de réditos electorales”. La indignación y la movilización popular de los ciudadanos el día 13 de marzo hicieron el resto. La victoria del Partido Socialista Obrero Español marcó el final de cuatro días para no olvidar en la historia reciente de España.

¿Cuál fue el precio que pagó el gobierno de Aznar en el sostenimiento de la teoría conspiratoria incluso después que se hiciera a todas luces claro que ETA no estaba detrás de los ataques en Madrid? En el décimo aniversario de los atentados de Atocha, cuando ya la historia oficial de los hechos ha sido probada más allá de cualquier duda (incluso judicialmente), la teoría conspiratoria, aunque ya de marcado carácter minoritario, pero persistente en ciertos sectores del Partido Popular, sigue ahora intentando, por ejemplo, desentrañar la “necesaria cooperación” entre ETA y Al-Qaeda para la comisión de los atentados. ¿Qué se gana en el mantenimiento de esta teoría conspiratoria cuando los hechos no se corresponden y no sostienen la negación de la realidad tal y como sucedió? Según argumenta Ted Goertzelhay una lógica similar en todo los grupos conspiratorios…no intentan probar tanto que su interpretación es la verdadera sino intentan buscar errores en lo que la otra parte está sosteniendo”.

Tarajal

En la madrugada del pasado día 6 de febrero 15 jóvenes de origen subsahariano fallecieron al intentar entrar a nado en la ciudad autónoma de Ceuta tras el intento fallido de hacerlo por tierra. El hecho de haber sido recibidos por pelotas de goma lanzadas por la Guardia Civil española desde la orilla, no hace más que incidir en el hecho de la progresiva deshumanización de las instituciones que nos gobiernan, más preocupadas por mantener el estatus quo de unas fronteras artificiales que de la asistencia humanitaria a las víctimas de tan trágico acontecer. El director de la Guardia Civil amenazaba con querellarse contra todas aquellas personas u organizaciones que insinuasen que la benemérita tenía alguna responsabilidad por acción u omisión en el fatal suceso. ¿Cuál sería la lógica que se encontraría detrás de todos estos grupos e individuos por denunciar públicamente una situación en la que fallecieron tantas personas y reclamar una responsabilidad sino política al menos ética si ésta no tuviese un alto grado de veracidad?

Parafraseando a Machado, Tarajal se convirtió en el rompeolas final de los sueños y esperanzas de estas 15 personas que encontraron la muerte en sus aguas. Las fronteras se han convertido, en palabras de Harald Bauder, “en los principales lugares contemporáneas donde las desigualdades e injusticias, hegemonía y opresión son creados”. ¿Llegaremos a saber la verdad?

Adhiérete a la campaña de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado con el objetivo de reunir al menos 100.000 firmas que obliguen al Gobierno a retirar las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla.

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#BasquesAbroad

 “Someone said that forgetting is full of memory, but it is also true that the memory does not give up”

(Mario Benedetti, Echar las Cartas, 2002)

In 2013, the number of Basques abroad, registered with a Spanish consulate from a municipality in the Basque Autonomous Community (Euskadi), was nearly 72,000. As shown in the map, they are living in over 50 countries, being France (13,000), Argentina (11,000), Venezuela (6,500), Mexico (6,300) and Chile (5,000) the countries that host the majority of them. All evidence indicates that Basques will progressively go abroad. A recent survey points out that nearly half of the Basque young population are willing to look for a job in a foreign country. Sixteen percent of Basques between 15 and 29 years old believes that in the future they will be forced to “emigrate abroad to work, unwillingly.” For instance, from 2009 to 2013, the number of Basques registered with a Spanish consulate has increased by 35%. They preferred destination was the European Union, followed by Asia and America.

MAPA-PERE-VASCO-2013“Number of Basques residing abroad.” Source: Spanish National Statistics Institute, 2013.

On December 18, 2013, the University of Deusto presented the results report of its first social survey on Euskadi (DeustoBarómetro Social / Deusto Gizarte Barometroa, DBSoc). According to the report, in relation to the attitudes toward the welfare policies, the five areas where the majority of Basques believed that there should not be budget cuts under any circumstances were “health” (86%), “education” (79%), “pensions” (68%), “unemployment benefits” (49%), and “Science and R+D” (36%). That is to say, while nearly three quarters of the Basque society’s priorities focused on health, education and pensions, the five areas that obtained the least support were “embassies and consulates” (7%), “defense” (6%), “equality policies” (6%), “development cooperation” (5%), and “support for Basques abroad” (5%).

After taking into account the internal degree of relevance established by comparing the response options, the result of the question related to the welfare policies in the Basque society seems logical, particularly, within the context of a prolonged and deep socio-economic and financial crisis and extreme public budget cuts. When reflecting on the possible reasons behind such low support, it comes to my mind the existing distance between the Basque society and its diaspora, the knowledge that homeland Basques might have on the diaspora, and above all their interest on the Basques abroad.

The respondents established a degree of significance regarding the option “support for Basques abroad” in relation to their own quotidian and vital world. It can be considered the “emotional distance” that exists between the respondents and the “Basques abroad”, which goes together with the existing geographical, temporal and/or generational distances. Secondly, evidences suggest that the degree of knowledge that homeland Basques (especially the youngest generations) might have on diaspora Basques and the degree of proximity to the diaspora issue is marginal. This knowledge has been relegated to the confines of the intimate memory of migrants’ family members and close friends and to the micro-history of villages and valleys. To a great extent, the history of Basque emigration, exile and return is not adequately socialized, for instance, through formal education (e.g., textbooks and didactical materials). Consequently, the collection, preservation and public dissemination of the testimonies of Basque migrants is not only necessary but urgent. This indicates that there is a wide “information and knowledge gap” between the Basque society and the Basques outside the homeland. But, beyond the inquiry regarding such a lack of awareness about the Basque diaspora, a fundamental question remains open. Is there a motivation or interest to know?

Finally, in addition to the aforementioned gaps, the absence of the issue of the Basque diaspora in the public debate in Euskadi impedes it for being even discussed or included in the Basque political parties’ list of priorities. This goes hand in hand with the fact that the diaspora lacks of a voice and of an organized lobby, preventing the penetration of any of its potential official discourses into the Basque society. In other words, nowadays, the Basque diaspora is defined by a high degree of invisibility and silencing in the daily life as well as in the imaginary of the Basque homeland rather than the opposite.

What all this tell us about the Basque identity and the homeland’s collective imaginary? Do you believe that the integration of the history of the Basques abroad and the returnees into the official homeland history and collective memory will have an effect on its visibility and recognition? Do you believe that emergent technologies of information and communication have a role to play in narrowing the gap between the Basque Country and its diaspora?

Please leave us your opinion or alternatively follow the conversation in Twitter, #BasquesAbroad, @deustoBarometro and @oiarzabal

I would like to thank Iratxe Aristegi and the rest of the team of DeustoBarómetro Social / Deusto Gizarte Barometroa at the University of Deusto for their help.

Here, for the Spanish version of this post “¿La comunidad invisible? #VascosExterior

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En nuestro propio mundo

“Chile es el país más vasco entre los de América”.

Gabriela Mistral (“Tala”, 1938)

De esta manera tan rotunda, Gabriela Mistral (bautizada con el nombre de Lucila Godoy Alcayaga) describía Chile en el contexto de la tragedia fratricida que estaba asolando su tierra ancestral y la pasividad cómplice del mundo occidental:

“Es mi mayor asombro, podría decir también que mi más aguda vergüenza, ver a mi América Española cruzada de brazos delante de la tragedia de los niños vascos. En la anchura física y en la generosidad natural de nuestro Continente, había lugar de sobra para haberlos recibido a todos, evitándoles los países de lengua imposible, los climas agrios y las razas extrañas. El océano esta vez no ha servido para nuestra caridad, y nuestras playas, acogedoras de las más dudosas emigraciones, no han tenido un desembarcadero para los pies de los niños errantes de la desgraciada Vasconia. Los vascos y medio vascos de la América hemos aceptado el aventamiento de esas criaturas de nuestra sangre y hemos leído, sin que el corazón se nos arrebate, los relatos desgarrantes del regateo que hacían algunos países para recibir los barcos de fugitivos o de huérfanos. Es la primera vez en mi vida en que yo no entiendo a mi raza y en que su actitud moral. Me deja en un verdadero estupor.”

Las palabras de Mistral, “una mestiza de vasco” tal y como se definió en su día, dieron fruto en época de Pedro Aguirre Cerda, Presidente de la República de Chile (1938-1941), también de origen vasco. Aguirre Cerda, comprometido con la causa republicana española, nombró a Pablo Neruda Cónsul Especial de Chile para la Emigración Española convirtiéndose en el enlace oficial con el Gobierno de la Republica de España y el Gobierno Vasco en Paris. Tras un mes de singladura por el Atlántico y el Pacífico el 3 de septiembre de 1939 el carguero Winnipeg arribó al puerto de Valparaíso desde una lejana Francia con cerca de 2.200 refugiados de la Guerra Civil Española, entre ellos un significante número de vascos. Trascurridas cuatro décadas, Neruda recordaba aquellos días en “Para nacer he nacido” (1978) de la siguiente manera:

“Ante mi vista, bajo mi dirección, el navío debía llenarse con dos mil hombres y mujeres. Venían de campos de concentración, de inhóspitas regiones del desierto. Venían de la angustia, de la derrota y este barco debía llenarse con ellos para traerlos a las costas de Chile, a mi propio mundo que los acogía. Eran los combatientes españoles que cruzaron la frontera de Francia hacia un exilio que dura más de 30 años”.

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Imagen del Presidente Aguirre Cerda desplegada por los refugiados del Winnipeg a su llegada al puerto de Valparaíso. Fotografía: BBC Mundo.

Otros vascos de otras migraciones se encontraban desde tiempo atrás asentados en diversas localidades del país. En 1915, parte de la comunidad vasca de Valparaíso se organizaba entorno al Centro Vasco Chileno de Socorros Mutuos, embrión de lo que más tarde sería Eusko Etxea-Casa Vasca, creada en 1943 tras la visita al país del Lehendakari José Antonio de Aguirre en 1942. La visita se enmarcaba en una gira que le llevó a recorrer diez países americanos. No alejada de conflictos internos, la asociación se vio abocada a desaparecer, y no es hasta 1999 que un grupo de personas retoma el nombre de la histórica casa vasca.

Tres años antes de la conformación del Centro Vasco de Valparaíso, Santiago de Chile era testigo de la constitución de su primer Centro Vasco, hermanándose en la distancia con las ciudades de Montevideo (Uruguay) y de Rosario (Argentina), las cuales vieron durante el mismo año surgir entre sus comunidades de emigrantes vascos la Sociedad de Confraternidad Vasca “Euskal Erria” y el Centro Zazpirak-Bat, respectivamente.

El paso del tiempo, los relevos generacionales, y los acontecimientos políticos y socio-económicos en Europa—la Guerra Civil, el exilio, el Gobierno Vasco en el exilio, la postguerra, y la Segunda Guerra Mundial—tendrán consecuencias directas en las numerosas colectividades vascas de América y particularmente en sus asociaciones, verdaderos faros en los rompeolas americanos de la emigración y el exilio vasco durante décadas. Dentro del devenir del propio Centro Vasco de Santiago de Chile en 1931 se crea Euzko Gastedija (Juventud Vasca) con un compromiso político claro en relación al emergente movimiento nacionalista vasco de Euskadi.

No es de extrañar que ante el aporte ideológico de los recién llegados y coincidiendo con la visita del Lehendakari Aguirre a Santiago de Chile, ambas instituciones, Euzko Gastedija y el propio Centro Vasco, asuman su unificación, convirtiéndose posteriormente en la institución que hoy conocemos como Euzko Etxea, no haciendo discriminación en el origen de los vascos, ya fueran de un lado o del otro de los Pirineos, a la vez que establecían una nueva sede social en la actual Avenida Benjamín Vicuña Mackenna. Su construcción se inició en 1957.

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Euzko Etxea de Santiago de Chile, 1960. (Fotografía cortesía de Pedro Oyanguren).

El pasado 15 de marzo Euzko Etxea celebró su primer centenario de vida. Durante el acto conmemorativo el Presidente de Euzko Etxea, José María Narvarte atestiguaba con sus palabras esa necesidad inherente al emigrante o exiliado de recrear un propio mundo vasco, situado entre el país de origen y el país de acogida, donde comenzar de nuevo, con la esperanza de que el esfuerzo realizado durante tanto tiempo tenga continuación:

“El vasco que abandona su pueblo, por distintos motivos y en distintos períodos de la historia, vive dos vidas: una soñando el anhelado retorno y otra, luchando día a día abriéndose un espacio vital, el de la subsistencia en otra tierra, en otro idioma, entre otras gentes. Y desde siempre, en ese diario vivir, le urge la necesidad de buscar un lugar de encuentro con los suyos, emulando instituciones, conservando sus tradiciones y su lengua… Nuestra casa cumple 100 años… Recordamos a los que ya no están y que hicieron posible su creación y su desarrollo y recibimos con los brazos abiertos a sus nuevos integrantes, savia nueva que hará posible perpetuar el sueño”.

Zorionak Euzko Etxea!!

Mi agradecimiento a Pedro Oyanguren y a Palmira Oyanguren por su inestimable ayuda.

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2003, 2011

“Vosotros sois la cara de Euskadi en el mundo. La valoración que merecemos en el mundo es por el trabajo que vosotros estáis realizando”

(Juan José Ibarretxe, 2003)

“Se nos conocerá todavía más por el país abierto, integrador, moderno, sostenible y solidario que somos”

(Patxi López, 2011)

Durante las últimas tres décadas, la lucha contra la violencia ha sido central en los discursos de los representantes gubernamentales tanto de las administraciones nacionalistas como de la socialista en relación a la diáspora vasca. El Gobierno Vasco ha intentado contrarrestar las consecuencias de la violencia de ETA promocionando en el exterior la imagen pacífica de Euskadi. Consecuentemente, uno de los objetivos del Gobierno Vasco ha sido el de conseguir que la propia diáspora vasca se encargue de transmitir el mensaje de una Euskadi pacífica y socio-económicamente próspera en sus países de residencia. El gobierno ha invitado repetidamente a la diáspora institucional a tener un papel activo en la política internacional del ejecutivo promocionando la “verdadera” imagen de Euskadi—postmoderna, pacífica y tolerante.

Las constantes peticiones del Gobierno Vasco hechas a la diáspora para promover la imagen pacífica de la sociedad vasca alcanzaron un punto álgido cuando los líderes institucionales de la diáspora vasca emitieron una declaración institucional en el Tercer Congreso Mundial de las Colectividades Vascas (Vitoria-Gasteiz, 14-18 de julio de 2003) que explícitamente condenaba por primera vez a ETA y sus acciones. En la ceremonia inaugural del congreso el Lehendakari Juan José Ibarretxe solicitó a la diáspora una respuesta directa a la “terrible e inhumana violencia” de ETA para prevenir que la imagen de Euskadi en el exterior continuase siendo distorsionada.

En el último día del congreso, se emitió una declaración institucional, teóricamente aprobada por todos los delegados. La diáspora asumía su papel en la promoción de la “verdadera” imagen de Euskadi, e iba un paso más allá condenando a ETA y demandando su final por primera vez en su historia. La politización de la diáspora era más evidente que nunca. La declaración de 2003 unía paz con el desmantelamiento de ETA y el fin negociado del conflicto político histórico. A los ojos de la sociedad vasca y del resto del mundo, esta declaración suponía la desaprobación inequívoca de ETA por parte de la diáspora como un ente unitario. La declaración fue incorporada a las actas del congreso pero no fue fruto de un consenso compartido por la mayoría de los participantes. De hecho, el borrador no fue bien recibido por muchos de los delegados. Las objeciones fueron dirigidas a la “naturaleza política” del documento por la inclusión de la referencia a ETA. Otros delegados adujeron la falta de autorización de sus juntas directivas para firmar un “documento político”. Sin embargo, no hubo objeciones a las demandas de un diálogo político para la obtención de la paz o el derecho de autodeterminación del Pueblo Vasco. ¿No se consideraban dichas demandas políticas en naturaleza?

Dentro del contexto histórico de la declaración del “cese definitivo de la actividad armada” de ETA del 20 de octubre de 2011, el actual Secretario General de Acción Exterior, Guillermo Echenique comentó durante la presentación del Quinto Congreso Mundial (Donostia-San Sebastián, 2-4 de noviembre de 2011), “los vascos en el exterior en general y los centros vascos en particular deben de ser agentes de este nuevo tiempo trasladando la imagen real del País Vasco, las ansias infinitas de paz de los vascos y contribuyendo a la deslegitimación de la violencia” (El Mundo, 31 de octubre de 2011). Aún más, Echenique esperaba que las conclusiones del congreso incluyesen alguna referencia al fin de la violencia de ETA (Deia, 1 de noviembre de 2011).

V Congreso Mundial 2011

(Reconocimiento de la labor centenaria del “Centro Vasco Zazpirak Bat” de Rosario, Argentina  en el V Congreso Mundial de Colectividades Vascas (2 de Noviembre de 2011). De izquierda a derecha: Guillermo Echenique, Patxi López, y Julián Celaya, Director para los Ciudadanos y Colectividades Vascas en el exterior. Fotografía de P. J. Oiarzabal).

La delegación de Perú presentó el borrador de una declaración que “celebrará el fin de la violencia de ETA” para ser incluida en el documento de conclusiones. Los delegados contrarios a la inclusión de dicha declaración expusieron idénticos argumentos a los de ocasiones anteriores: la falta de un mandato de sus juntas directivas y la prohibición de discutir asuntos de carácter político. La campaña a las Elecciones Generales Españolas del 20 de noviembre de 2011 comenzó en la noche del tres de noviembre, y el borrador fue presentado el día cuatro. Para algunos delegados el apoyo a la declaración podría ser entendido como un apoyo directo a la candidatura del Partido Socialista. Otros insinuaron que el borrador había sido impulsado por el propio Gobierno Vasco. La declaración nunca fue aprobada.

Las expectativas de la administración socialista para involucrar a la diáspora institucional en el nuevo contexto post-ETA no alcanzaron su objetivo. César Arrondo, un observador vasco-argentino en el congreso, condenó enérgicamente a la diáspora institucional representada en el foro por no firmar una declaración a favor de la paz en Euskadi, lo que demostraba, a su juicio,  “el poco compromiso” con el país. Arrondo preguntaba, “¿Qué creen que hacen estos delegados en sus casas vascas, sino hacer política, cuando colocan la ikurriña, festejan el Aberri Eguna o hacen mención al Zazpirak Bat?”.

La declaración de 2003—bajo administración nacionalista—y la de 2011—bajo administración socialista—demuestran la división política de la diáspora y su debilidad como un ente unitario. Casi una década ha transcurrido entre una y otra declaración pero los problemas de comunicación y de búsqueda de un consenso mínimo entre diferentes posturas y retos similares, más allá de los puntuales encuentros que se producen cuatrienalmente entre los diversos países, siguen imperando en la diáspora. Es a todas luces obvio que la diáspora institucional no es una comunidad homogénea libre de tensiones y desacuerdos. Pero dicho esto, esta división no es blanca o negra. Es decir, no es estar a favor de ETA o en contra de ETA, sino de sentirse utilizado abiertamente por propósitos partidistas, los cuales van en contra de los principios de la supuesta naturaleza apolítica y apartidista que sustentan a la mayoría de las asociaciones de la diáspora. La fractura ideológica existente entre diversos segmentos de la diáspora institucional—particularmente entre Europa y Suramérica—neutraliza cualquier interpretación preconcebida de la diáspora como una entidad pasiva y homogénea. Se evidencia que a día de hoy la diáspora vasca es tan plural, incluso políticamente, como lo es la propia sociedad vasca.

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Entre Culturas

En memoria de Alberto Alday Garay

Durante décadas algunos académicos y políticos consideraron inevitable, e incluso deseable, la asimilación gradual y linear de inmigrantes en las sociedades de acogida. Los efectos sociales del fenómeno migratorio eran vistos como negativos, al entender que se producía una alteración del tejido social, lo que en su opinión conllevaba una pérdida de la cohesión social y una fuente permanente de conflictos por desencuentros culturales. Por ejemplo, en Estados Unidos, bajo el paradigma del “melting pot” los inmigrantes estaban “condenados” a “mezclarse” con el resto de la sociedad en búsqueda de una mayor homogeneidad, cohesión social e identidad nacional común a todos. La asimilación fue entendida en términos de “matrimonios mixtos” (entre inmigrantes y la población de la sociedad de acogida), de incremento de relaciones personales, culturales, sociales y laborales entre la población inmigrante y la local, y desde la pérdida de rasgos identitarios de la población inmigrante y sus descendientes tales como la lengua o la religión.

Sin embargo, las teorías que auspiciaban el éxito del “melting point” fueron desmontadas una a una con el paso del tiempo. Es decir, la asimilación no era una línea recta que llevara a los inmigrantes a su aculturación total, a su absorción por el resto de la sociedad, conllevando la pérdida de la identidad de sus países de origen. De igual manera, los descendientes de poblaciones inmigrantes tampoco estaban más asimilados necesariamente que sus predecesores. La asimilación no era irreversible o inevitable. Aun más, las consecuencias sociales del fenómeno migratorio en la sociedad de acogida empezaron a entenderse como positivas en términos de revitalización demográfica y económica, integración social e intercambio cultural.

En Euskadi, aproximadamente unas 145.000 personas (6.6% del total de la población) tienen nacionalidad extranjera mientras otras 35.000 personas de origen extranjero habrían adquirido la nacionalidad española. Nuestros nuevos vecinos “inmigrantes”—caracterizados por su gran diversidad geográfica, cultural, religiosa, lingüística y étnica—se unen a aquellos otros que ya tiempo atrás abandonaron sus hogares con el objetivo de reiniciar una nueva vida. Todos ellos, incluyendo a nuestros propios emigrantes, han conformado una Euskadi de diásporas—una extensa y densa red de interconexiones transnacionales. En este contexto, la Asociación Retbask_Arreba (Asociación de Retornados/as Vascos/as, Descendientes de Vascos/as y familiares) ha sido recientemente constituida con el objetivo de “dar cabida y respuestas a los emigrantes vascos/as de retorno, así como a su descendencia y familiares…”Buscamos acercar”, según comentan sus impulsores, “la realidad de Euskal Herria a las personas que en algún momento emigraron por diferentes circunstancias y que hoy hacen el camino inverso: ‘el retorno’, siendo ellas mismas quienes lo hacen o sus descendientes y familiares”.

Betto Snay en el Festival Gentes del Mundo, Bilbao, 2010

Ante una sociedad vasca cada vez más compleja y diversa, y teniendo en cuenta las asimetrías socio-económicas y de poder que existen entre los diferentes individuos y comunidades que la componen ¿qué grado de interculturalidad—entendiendo por interculturalidad la interacción e interrelación activa entre grupos diferenciados por aspectos culturales, religiosos, lingüísticos o étnicos—existe en Euskadi? ¿Cuál es el papel que las asociaciones de inmigrantes (y de retornados) e instituciones representativas de la sociedad vasca pueden desempeñar en los procesos de interculturalidad que, por ejemplo, ayuden a contrarrestar prejuicios y actitudes negativas hacia los inmigrantes y retornados, favorezcan la inclusión socio-económica, política y laboral de los más desfavorecidos, y suavicen las distinciones culturales entre dichos colectivos y la sociedad en la que se integran?

Actuación de la Casa de Asturias de Bilbao, Bilbao, Mayo 2011. Fotografía de P.J. Oiarzabal

(Actuación de la Casa de Asturias de Bilbao, Bilbao, Mayo 2011. Fotografía de P. J. Oiarzabal)

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El Aberri Eguna de Félix Bilbao Dañobeitia (1917-2010)

Félix Bilbao Dañobeitia, nacido en Zamudio (Bizkaia) en 1917, compartió su vida con Begoña Laita durante más de seis décadas y fueron padres de María Amada, Luis Mari, José Félix, y David, habiendo llegado a disfrutar no sólo de nietos sino también de biznietos.

Félix, gudari en los batallones “Guernica”, “Leandro Carro” y “Amayur” durante la Guerra Civil Española fue hecho prisionero en 1937 y condenado a realizar trabajos forzados durante dos años. Una vez terminada su sentencia regresó a su pueblo natal, pero su particular infierno no había hecho más que comenzar. Félix fue obligado a hacer el servicio militar durante tres años en La Legión del recién instaurado régimen del Generalísimo Francisco Franco, y fue destinado al Norte de África y al sur de la península. En 1944, tras ocho largos años pudo volver definitivamente a Zamudio. Félix continuó apoyando la resistencia nacionalista contra la dictadura franquista hasta 1948, fecha en que toda posibilidad de victoria se desvaneció.

En 1950 la Guerra de Corea había comenzado lo que provocó una demanda creciente de carne para abastecer a la tropa estadounidense que se había involucrado en la defensa de Corea del Sur. Consecuentemente se facilitó la entrada de vascos en Estados Unidos, hasta la fecha muy limitada, para cubrir las necesidades de la industria ovina. Las reformas migratorias impulsadas por el Senador por Nevada Patrick McCarran permitieron un límite de 250 pastores al año, entre ellos la mayoría eran de Bizkaia y Nafarroa. En 1951 Félix decidió emprender una nueva vida y emigró como pastor a Estados Unidos. En 1952, la cuota oficial de inmigrantes se incremento a 750. Pasados cinco años la familia pudo reunirse con Félix en California. Regentaron la famosa pensión vasca Hotel Du Midi durante una década y el restaurante Bilbao’s Basque Corner durante cinco años, ambos situados en el corazón de San Francisco.

Félix Bilbao en el Basque Cultural Center, Marzo 2007 (Pedro J. Oiarzabal)

Félix Bilbao en el Basque Cultural Center, Marzo 2007 (Pedro J. Oiarzabal)

Félix nos dejaba el pasado Sábado Santo, un día de reflexión y oración que prepara a los creyentes cristianos para la celebración de la Vigilia Pascual. La inesperada noticia de su trágico fallecimiento en un accidente de coche me llevó a recordar la última vez que nos vimos en el Basque Cultural Center de la californiana ciudad de South San Francisco unos días antes de mi regreso definitivo a casa. Muy consciente de que en tres años se cumpliría el 80 aniversario del primer Aberri Eguna se encontraba ilusionado por la posibilidad de que tan señalada fecha pudiese ser de nuevo celebrada por todos conjuntamente, nacionalistas y no nacionalistas, dentro y fuera de Euskal Herria. “Nos vemos pronto. Recuerda que el 2012 va a ser una fecha especial y cumpliré 95 años. Hay que celebrarlo”, me dijo. “Aquí hay Republicanos y Demócratas, pero el 4 de Julio, ante todo, son americanos. En Euskadi, debemos anteponer nuestro país a nuestras siglas partidistas, particularmente los nacionalistas. Somos vascos, esto es lo que nos une, aquí y allí. Hay que seguir trabajando…Gora Euskadi Askatuta”.

Félix, Goian Bego!

[Artículos sobre Félix Bilbao en Español y Euskera]

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euskadiS…made in

Escribí tiempo atrás como los procesos de modernización e industrialización que tuvieron lugar en nuestro país desde mediados del S. XIX atrajeron a cientos de miles de inmigrantes procedentes de todos los rincones de España. Estos, al igual que hicieron los miles y miles de vascos que emigraron particularmente a Argentina, Uruguay, Chile y al Far West norteamericano durante esos mismos años, no sólo portaban sus enseres más básicos sino una pléyade de tradiciones culturales e identidades que pronto tendrían una plasmación institucional en lo que algunos denominan como “casas provinciales”, “regionales” o “autonómicas”, donde se aúnan y retroalimentan sentimiento y acción.

La comunidad gallega en Barakaldo estableció en 1901 el “Centro Galego de Bizkaia”, convirtiéndose en el segundo más antiguo del mundo de la comunidad diaspórica gallega, tras erigir en Uruguay el “Centro Galego de Montevideo” en 1879. Tres años antes, en esa misma cuidad rioplatense fue creada la primera asociación moderna de la diáspora vasca, el “Laurac Bat”, como respuesta a la abolición de los fueros. Por el mismo motivo se estableció la asociación también llamada “Laurak Bat” en Buenos Aires en 1877. Ese mismo año se creó una asociación vasca en Manila, y en 1878 se fundó la “Asociación Vasco-Navarra de Beneficencia” en La Habana. En 1881, “La Ciudad de las Columnas” fue a su vez testigo del nacimiento de la “Sociedad de Beneficencia de Naturales de Andalucía y sus Descendientes”, la asociación de andaluces más antigua del planeta. En 1895, en una exuberante Buenos Aires, se crearon el “Centre Basque-Français” y el “Centro Navarro”. En Bahía Blanca, al suroeste de la provincia de Buenos Aires, se fundó en 1899 la “Sociedad Laurak Bat de Socorros Mutuos” (rebautizada como “Unión Vasca de Socorros Mutuos”). En 1901 se fundó también en Buenos Aires la “Asociación Cultural y de Beneficencia Euskal Echea” llegando a ser la primera asociación vasca extraterritorial que integró con gran éxito a naturales y descendientes de ambas vertientes de los Pirineos.

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Tras este pequeño periplo histórico, malabar de fechas, nombres y lugares, regresamos a la Euskadi de principios del S. XX, y es que en 1903 la comunidad castellana procedente de Burgos establece la “Colonia Burgalesa en Bilbao” (hoy en día el “Centro Burgalés de Bilbao”) siendo una de las más decanas de la diáspora castellana. A día de hoy, la diáspora vasca ha establecido 211 asociaciones—socio-culturales, recreacionales, educacionales, políticas y de negocios—en 24 países: Alemania, Andorra, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, Chile, China, Colombia, Cuba, El Salvador, España, Estados Unidos, Francia, Italia, México, Paraguay, Perú, Puerto Rico, Suiza, Reino Unido, Republica Dominicana, Uruguay, y Venezuela.

Igualmente las comunidades de emigrantes gallegas, andaluzas, castellanas o extremeñas, entre otras, se multiplicaron a lo largo de los años. Por ejemplo, la diáspora extremeña agrupa a 121 asociaciones en cinco países. Tan sólo hay 12 fuera del Estado Español. En Euskadi, con una población de aproximadamente 80.000 nacidos extremeños, hay 17 agrupadas en la “Federación de Asociaciones Extremeñas de Euskadi, Veturia” (creada en 1984 con sede en Santurce), que cuentan con un total de 3.000 socios en Andoain, Astrabudua-Erandio, Barakaldo, Bilbao, Donostia-San Sebastián, Durango, Ermua, Galdakao, Lasarte-Oria, Legazpi, LLodio, Mondragón, Renteria, Santurce, Tolosa, Vitoria-Gasteiz, y Zarauz. Con referencia al desarrollo e implantación de comunidades andaluzas a lo largo del mundo, hay identificadas unas 351, pero solamente 63 se encuentran fuera del Estado Español. En Euskadi, con una población de más de 36.000 personas de origen andaluz, la “Federación de Asociaciones Regionales Andaluzas en Euskadi, García Lorca” (creada en 1986) agrupa a 13 asociaciones con aproximadamente 3.000 socios en Arrasate-Mondragon, Barakaldo (hay 3), Durango, Ermua, Lasarte-Oria, LLodio, Portugalete, Renteria, Sestao, Santurce, y Vitoria-Gasteiz. De manera similar, la diáspora gallega ha establecido 322 asociaciones en 29 países. En Euskadi se estima que residen más de 50.000 gallegos nacidos en Galicia, los cuales han constituido 14 asociaciones o centros federados en la “Irmandade de Centros Galegos en Euskadi”: 2 en Barakaldo (A, B), Bilbao, Deba, Donostia-San Sebastián, Eibar, Elgoibar, Ermua, LLodio, Ondarroa, Santurce, Sestao, Vitoria-Gasteiz, y Zarauz. Este 21 de Junio se celebra en Ansio, Barakaldo el “XXIV Día de Galicia en Euskadi”. Finalmente, hay 130 comunidades castellanas y leonesas registradas con la Junta de Castilla y León. De éstas 28 se encuentran en Argentina, Brasil, Colombia, Cuba, Chile, Guatemala, México, y Uruguay. La mayoría de ellas están asociadas a la “Confederación Internacional de Casas Regionales de Castilla y León”. Euskadi, tras Madrid, es la comunidad autónoma que tiene más asociaciones castellano-leonesas del Estado. Cuenta con 22 asociaciones registradas con la “Federación de Centros de Castilla y León en el País Vasco” (con sede en Barakaldo). Las asociaciones se encuentran en Astrabudua-Erandio, 5 en Barakaldo, Basauri, 5 en Bilbao, Donostia-San Sebastián, Durango, Eibar, Ermua, Leioa, LLodio, Portugalete, Santurce, Sestao, y Vitoria-Gasteiz.

Hoy en día, Euskadi es un pueblo de pueblos, entrelazados como hermanos; un pueblo de culturas, tradiciones e idiomas. Es un pueblo de emigrantes e inmigrantes donde se convive inmerso en una multiplicidad de complejas realidades socio-económicas, de herencias culturales, de tradiciones políticas, y de lealtades identitarias. Euskadi es una diáspora de diásporas—vasca, gallega, andaluza, castellana, extremeñamagrebí…un lugar de convivencia entre diferentes.

Esto nos sitúa ante debates de gran interés, como es el de la relación entre la idea de ciudadanía (legal-administrativo) y la de pueblo (cultural-identidad), y las distintas referencias y apelaciones que desde ambos se hacen ante las sociedades y los individuos. Sobre todo esto seguiremos proponiendo y reflexionado…

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