Tag Archives: Reno

Bilbao

“[La luna] es una piedra que se hunde en un lago de memoria, un espejo opaco, una sonrisa sin dientes”

(Iosu Expósito en Beñat Arginzoniz, Pasión y muerte, 2013: 48)

En la pista de despegue.

La velocidad se incrementa. La fuerza me empuja contra el respaldo del asiento… ¿Y si todo terminase aquí? ¿A dónde irían mis últimos pensamientos? ¿Y si todo terminase en este instante? Me apresuro a buscar un bolígrafo y un trozo de papel en el bolsillo del abrigo que reposa sobre mis piernas. Escribo con premura estas líneas que leen. Ya estamos en el aire. El instante ya ha dejado de existir.

20150309_174024Amanece en Bilbao. Febrero de 2015.

En el aire.

Miro a mi derecha. Ha amanecido. Entre nubes grises, rayos de luz roja. Dejo atrás ese ya Bilbao post-apocalíptico de Gabriel Aresti, “Oskarria zabaltzen da / euskaldunen lurrean” (“Rompe un rojo amanecer / en la tierra de los vascos”).

Me sumerjo en la lectura del último libro de Joseba Zulaika sobre una generación que ya tenía mayoría de edad cuando mis ojos vislumbraron por primera vez el mundo. “Ese Minotauro ciego se convertiría no solo en la expresión de la batalla amorosa librada por Picasso, sino también en el emblema de nuestra generación, la generación de ETA” (Vieja luna de Bilbao. Crónica de mi generación, 2014: 24). Entre mis manos yace el testamento de una generación, que en sí alienta la limitación de nuestra condición imposible. Se convierte en el deseo inacabable de conseguir lo improbable.

20140530_180040Zulaika en el Guggenheim Museoa. Mayo de 2015.

En Pasión y muerte de Iosu Expósito, Beñat Arginzoniz narra los últimos días del guitarrista de Eskorbuto. Es un Iosu enfermo que no se resigna a morir. “Ahora es la luna la que te busca. La luna te busca por las esquinas de la sorpresa. Sientes en tu espalda su mano helada, sus blancos dedos de cera, y escuchas su voz de ecos dormidos y de metales tristes” (2013: 48).

En Zulaika Bilbao también se resiste a morir. Parafraseando al fallecido Philip Levine, originario de la ciudad de Detroit, ésta al igual que el Bilbao dantesco de Zulaika o de Aresti es una ciudad devastada, la más devastada quizás, en la que “no hay menor atisbo de grandeza heroica. Lo único que queda son hombres, animales, plantas y flores que insisten en afirmar su derecho a la existencia” (The Art of Poetry No. 39, 1988). Cual ave fénix de la postmodernidad, “incluso después de las ruinas y la derrota persistió el mandato: debes cambiar tu vida, debes transformar la ciudad”, Zulaika proclama. Bilbao resucita.

20150312_081225bGuggenheim Museoa. Abril de 2015.

De similar manera que el avión batalla entre nubes, y el horizonte se discierne, no dejo de preguntarme por la fantasía aceptada de esa línea imaginaria que separa el cielo y la tierra, delimitando la frontera entre el reino de los dioses y el de los humanos. Ponemos rumbo a Budapest. Hoy atraparemos el infinito. El avión ha virado y el sol me ciega.

Llegamos a Budapest. El bolígrafo ha explotado en mis manos. Las marcas de la tinta han crucificado mi mano derecha. Ha dejado más huellas que los renglones aquí escritos. ¿A dónde irán estas palabras? ¿A quién le importarán?

En Budapest.

Tránsito por sus calles. Unas calles que poco tenían que ver con Rapsodia de sangre, una película de 1957 de Antonio Isasi-Isasmendi que recreaba la Hungría del otoño de 1956 bajo el horror del régimen soviético. La película había sido parcialmente filmada en Bilbao, convirtiendo al Nervión en el improvisado, aunque algo famélico, substituto del todopoderoso Danubio de la “Guerra Fría”. Sucumbíamos a un verdadero juego de artificio. Sucumbimos al exceso. En una de nuestras idas y venidas por la ciudad, la antropóloga Mariann Váczi conversa sobre Zulaika, su trabajo y por su puesto sobre su último libro. “¿Ves la luna?”, me pregunta. Era una esfera plena de luz que se proyectaba como nunca sobre los edificios de Buda. La ultima luna llena del año. Era aquella vieja luna de Bilbao que nos perseguía en Budapest y se bañaba en las mansas aguas del Nervión-Danubio.

Hablamos sobre un futuro prometedor y sobre su primer libro como si de un recién nacido se tratase (Soccer, culture and society in Spain. An ethnography of Basque fandom, 2015). “Más de cinco años de trabajo y en dos meses lo tendré en mis manos. ¿Qué se siente cuando por fin lo puedes tocar con tus propias manos?”. “Tan pronto lo tengas delante de ti ya no te pertenecerá, nos pertenecerá a todos”, le conteste.

20141213_012552cMariann Váczi. Diciembre de 2015.

En Bilbao.

Aterrizamos. Llueve. “La pasión de lo real”. El hecho mismo de la vida parece que se debate en el derby del Athletic y la Real. Mientras el equipo “local” alineaba a más jugadores guipuzcoanos que el “visitante”, éste contaba entre sus filas con más jugadores de Bizkaia que los de la cantera de Lezama. Ambos equipos yacían a los pies de la verdad. Se retrataban ante la efimeridad de la identidad; ante el espejo inverso de la supervivencia.

Hacia Reno.

Retorno. Regreso a las últimas páginas de Vieja luna de Bilbao. El círculo se está completando. La lectura está a punto de terminarse y el capítulo de mi nueva estancia a punto de iniciarse. Desde la lejanía, Bilbao es nuestro Sergio al que ya no puedo volver. “No finaliza el viaje. No. Yo nazco, nací, yo nazco en la palabra. Ella es el carmín rojo de los deseos” (Delicatessen Underground. Bilbao Ametsak, 2008).

[Nota: Todas las fotografías son de Pedro J. Oiarzabal ©]

88x31

 

¿Verdad?

“!Madrid, Madrid! ¡Qué bien tu nombre suena, rompeolas de todas las Españas! La tierra se desgarra, el cielo truena. Tú sonríes con plomo en las entrañas”

(Antonio Machado, 7 de noviembre de 1936)

Reno

Eran las 8 de la mañana del 11 de marzo de 2004. Me acababa de despertar y entre esas rutinas de la vida del aquel entonces, la prioridad era encender el ordenador, consultar los correos y ponerme al tanto de la prensa. Entre la correspondencia electrónica, destacaba el correo “Urgente” de una amiga de Donostia. Nos pusimos hablar por el Messenger:

—   ¿Has leído el periódico? ¿Te has enterado de lo que ha ocurrido…?

—   Me acabo de levantar.

—   Mira las portadas de los periódicos de Madrid…horrible…es espantoso…

ETA había sesgado la vida de docenas de personas en atentados simultáneos en el corazón de Madrid.

—   No me lo puedo creer. ¿Has sido ETA?

—   Bueno, las noticias ya no son tan claras…dicen que puede haber sido Al-Qaeda.

Recuerdo las horas y los días que siguieron a los atentados como si de una verdadera pesadilla se tratase. Las llamadas a casa y a los amigos con el objeto de conocer de primera mano lo que estaba sucediendo en Euskadi y en España se repetían constantemente. La lejanía imponía una mayor dosis de incertidumbre, temor e impotencia. Los medios de comunicación en Estados Unidos se volcaron con la noticia reverberando el siniestro 11-S de 2001. La maquinaria diplomática internacional del gobierno de José María Aznar propagando a los cuatro vientos la responsabilidad exclusiva de ETA en la masacre de Atocha se había puesto en marcha. Aun luchando contra el discurrir del tiempo y del descubrimiento de indicios que apuntaban a la autoría de Al-Qaeda, incluso en la pequeña localidad estadounidense de Reno, Nevada, las televisiones locales seguían entrevistando a más que dudosos personajes, a los que se presentaba como expertos internacionales en la lucha antiterrorista, que no vacilaban en atribuir los asesinatos a ETA. La rabia y un grado considerable de culpabilidad ante la posibilidad de que hubiese sido ETA invadieron a todos los que componíamos tanto el Centro de Estudios Vascos de la Universidad de Nevada, Reno como a la comunidad vasca del país. En el contexto de la volátil situación de desinformación al que nos veíamos sometidos, Joseba Zulaika, en aquel momento director del Centro, y William Douglass, su cofundador, realizaron una gran labor antes los medios locales, nacionales e internacionales para reestablecer una cierta calma desde la cautela.

Madrid

Ante la ya más que plausible evidencia que Al-Qaeda se encontraba detrás de los ataques, la obstinación del Gobierno de España en demostrar a todas luces que había sido ETA era en sí una gran huida hacia adelante que fue frenada (momentáneamente) por la pérdida de la Elecciones Generales del 14 de marzo. La percepción de la sociedad era, según Cristina Flesher Fominaya, “que había sido deliberadamente engañada para la obtención de réditos electorales”. La indignación y la movilización popular de los ciudadanos el día 13 de marzo hicieron el resto. La victoria del Partido Socialista Obrero Español marcó el final de cuatro días para no olvidar en la historia reciente de España.

¿Cuál fue el precio que pagó el gobierno de Aznar en el sostenimiento de la teoría conspiratoria incluso después que se hiciera a todas luces claro que ETA no estaba detrás de los ataques en Madrid? En el décimo aniversario de los atentados de Atocha, cuando ya la historia oficial de los hechos ha sido probada más allá de cualquier duda (incluso judicialmente), la teoría conspiratoria, aunque ya de marcado carácter minoritario, pero persistente en ciertos sectores del Partido Popular, sigue ahora intentando, por ejemplo, desentrañar la “necesaria cooperación” entre ETA y Al-Qaeda para la comisión de los atentados. ¿Qué se gana en el mantenimiento de esta teoría conspiratoria cuando los hechos no se corresponden y no sostienen la negación de la realidad tal y como sucedió? Según argumenta Ted Goertzelhay una lógica similar en todo los grupos conspiratorios…no intentan probar tanto que su interpretación es la verdadera sino intentan buscar errores en lo que la otra parte está sosteniendo”.

Tarajal

En la madrugada del pasado día 6 de febrero 15 jóvenes de origen subsahariano fallecieron al intentar entrar a nado en la ciudad autónoma de Ceuta tras el intento fallido de hacerlo por tierra. El hecho de haber sido recibidos por pelotas de goma lanzadas por la Guardia Civil española desde la orilla, no hace más que incidir en el hecho de la progresiva deshumanización de las instituciones que nos gobiernan, más preocupadas por mantener el estatus quo de unas fronteras artificiales que de la asistencia humanitaria a las víctimas de tan trágico acontecer. El director de la Guardia Civil amenazaba con querellarse contra todas aquellas personas u organizaciones que insinuasen que la benemérita tenía alguna responsabilidad por acción u omisión en el fatal suceso. ¿Cuál sería la lógica que se encontraría detrás de todos estos grupos e individuos por denunciar públicamente una situación en la que fallecieron tantas personas y reclamar una responsabilidad sino política al menos ética si ésta no tuviese un alto grado de veracidad?

Parafraseando a Machado, Tarajal se convirtió en el rompeolas final de los sueños y esperanzas de estas 15 personas que encontraron la muerte en sus aguas. Las fronteras se han convertido, en palabras de Harald Bauder, “en los principales lugares contemporáneas donde las desigualdades e injusticias, hegemonía y opresión son creados”. ¿Llegaremos a saber la verdad?

Adhiérete a la campaña de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado con el objetivo de reunir al menos 100.000 firmas que obliguen al Gobierno a retirar las concertinas de las fronteras de Ceuta y Melilla.

Creative_Commons

#EuskalWest2013

In memory of Lydia (Sillonis Chacartegui) Jausoro (1920-2013)

“When he first came to the mountains his life was far away… He climbed cathedral mountains. Saw silver clouds below. Saw everything as far as you can see. And they say that he got crazy once. And he tried to touch the sun…”

John Denver (Rocky Mountain High, 1972)

By the time “Rocky Mountain High” became one of the most popular folk songs in America, the North American Basque Organizations (NABO) was an incipient reality. During a visit to Argentina, Basque-Puerto Rican bibliographer Jon Bilbao Azkarreta learnt about the Federation of Basque Argentinean Entities (FEVA in its Spanish acronym), which was established in 1955. Bilbao, through the Center for Basque Studies (the then Basque Studies Program) at the University of Nevada, Reno, was the promoter of a series of encounters among Basque associations and individuals, which led to the establishment of NABO in 1973. Its founding members were the clubs of Bakersfield and San Francisco (California); Ontario (Oregon); Boise (Idaho); Grand Junction (Colorado); and Elko, Ely, and Reno (Nevada).

Following last year’s field trip into the Basque-American memory landscape of migration and settlement throughout the American West, I arrived on time for the celebration of the 40th anniversary of NABO that took place in Elko, Nevada, during the first weekend of July. NABO’s 2013 convention was hosted by the Euzkaldunak Basque club, which coincidentally celebrated the 50th anniversary of its National Basque Festival.

NABO-Convention-2013-ElkoNorth American Basque Organizations’ officers, delegates and guests. (Elko, Nevada. July 5th.) (For further information please read Argitxu Camus’ book on the history of NABO.)

On the last day of the festival, NABO president, Valerie Arrechea, presented NABO’s “Bizi Emankorra” or lifetime achievement award to Jim Ithurralde (Eureka, Nevada) and Bob Goicoechea (Elko) for their significant contribution to NABO. Both men were instrumental in the creation of an embryonic Basque federation back in 1973.

Goicoechea-Arrechea-IthurraldeBob Goicoechea (on the right), Valerie Arrechea, and Jim Ithurralde. (Elko, Nevada, July 7th.)

The main goal of my latest summer trip was to initiate a community-based project, called “Memoria Bizia” (The Living Memory), with the goals of collecting, preserving and disseminating the personal oral recollections and testimonies of those who left their country of birth as well as their descendants born in the United States and Canada. Indeed, we are witnessing how rapidly the last Basque migrant and exile generation is unfortunately vanishing. Consequently, I was thrilled to learn that NABO will lead the initiative. The collaboration and active involvement of the Basque communities in the project is paramount for its success. Can we afford to lose our past as told by the people who went through the actual process of migrating and resettlement? Please watch the following video so that you may get a better idea of what the NABO Memoria Bizia project may look like.

This video “Gure Bizitzen Pasarteak—Fragments of our lives” was recorded in 2012, and it shows a selection of interviews conducted with Basque refugees, exiles and emigrants that returned to the Basque Country. The video is part of a larger oral history research project at the University of Deusto.

While being at the Center for Basque Studies in Reno, the road took me to different Basque gatherings in Elko, San Francisco, and Boise.

Basque-Library-RenoBasque Studies Library sign outside the Knowledge Center, University of Nevada, Reno. Established in the late 1960s, the Basque library is the largest repository of its kind outside Europe.

Jordan-Valley-Basque-SignOn the US-95 North going through Jordan Valley, Oregon.

During my stay I was lucky to conduct a couple of interviews with two elder Basque-American women. One of them was Lydia Victoria Jausoro, “Amuma Lil,” who sadly passed away on November 14th at the age of 93. Lydia was born in 1920 in Mountain Home (Idaho) to Pablo Sillonis and Julia Chacartegui. Her dad was born in Ispaster in 1881 and her mother in the nearby town of Lekeitio in 1888. Both Pablo and Julia left the Basque province of Bizkaia in 1900 and 1905 respectively. They met in Boise, where they married. Soon after, Lydia’s parents moved to Mountain Home, where she grew up. She had five brothers. Lydia went to the Boise Business University and later on, in 1946, married Louie Jausoro Mallea in Nampa. Lydia and Louie had two daughters, Juliana and Robbie Lou. (Louie was born in 1919 in Silver City (Idaho) and died in 2005 in Boise. His father, Tomás, was from Eskoriatza (Gipuzkoa) and his mother, Tomasa, from Ereño, Bizkaia.) When I asked about her intentions for the summer, Lydia was really excited to share with me her plans of going to the different Basque festivals. She felt extremely optimist about the future of the Basques in America. Goian bego.

Lydia-Victoria-Jausoro“Amuma Lil” at the San Inazio Festival. (Boise, Idaho. July 28th.)

On July 19th I travelled to San Francisco, where I met my very good friends of the Basque Cultural Center and the Basque Educational Organization. On this occasion, I participated at their Basque Film Series Night, by presenting “Basque Hotel” (directed by Josu Venero, 2011). 2014 will mark the 10th anniversary of Basque movie night, one of the most popular initiatives in the Basque calendar of the San Francisco Bay Area.

Bidaurreta-Anchustegui-Oiarzabal-EspinalBEOWith Basque Educational Organization directors Franxoa Bidaurreta, Esther Anchustegui Bidaurreta, and Marisa Espinal. (Basque Cultural Center, South San Francisco. July 19th. Photo courtesy of Philippe Acheritogaray.)

This summer marked my first time in the United States, twelve years ago. I have been very fortunate to experience, at first hand, the different ways that Basques and Basque-Americans enjoy and celebrate their heritage. From an institutional level, the cultural, recreational and educational organizations (NABO and its member clubs) display a wide array of initiatives that enrich the American society at large, while private ventures flourish around Basque culture: art designs (Ahizpak), photography (Argazki Lana), genealogy (The Basque Branch), imports (Etcheverry Basque Imports, The Basque Market), music (Noka, Amuma Says No), books (Center for Basque Studies), news (EuskalKazeta)… A new Basque America is born.

Eskerrik asko bihotz bihotzez eta ikusi arte.

On a personal note, our Basque blogosphere keeps growing…

Chico-Oiarzabal-ChiramberroWith Basque fellow bloggers “Hella Basque” (Anne Marie Chiramberro) and “A Basque in Boise” (Henar Chico). (Boise, Idaho. July 28th.)

[Except where otherwise noted, all photographs by Pedro J. Oiarzabal]

Creative_Commons

Yes!

“To learn to read is to light a fire; every syllable that is spelled out is a spark”

Victor Hugo (Les Misérables, 1862)

Against the backdrop of the secular Basque immigration history to the United States of America, a five-year-old girl, Maite Echeto, awaits the return of her father to the Old Country with her mother. In a visit to her cousins’ farm Maite meets a new-born goslin, by the name of “Oui Oui Oui,” that she ends up adopting. As one could imagine this is the beginning of their numerous and unexpected adventures throughout the colorful countryside of the Basque Country in France (Iparralde). Maite and the goslin are the main characters of the children’s book Oui Oui Oui of the Pyrenees.

Oui Oui Oui of the Pyrenees is the posthumous and first short story of Mary Jean Etcheberry-Morton. As a well-known local artist she also illustrated the book with original drawings. Mary Jean was born in 1921 in Reno, Nevada, and passed away in 2008 in Verdi, Nevada. She lived in Iparralde for a number of years in the 1950s. According to her family, “Mary Jean had a vehicle and was popular with the family because the roads then were in bad shape. She lived most of the time in a little house named Bakea, in Laxia of Itxassou [Itsasu], Lapurdi.

Mary Jean’s parents were Jean Pierre Etcheberry and María Simona “Louisa” Larralde. Jean Pierre was born in 1891 in the small town of Saint-Just-Ibarre (Donaixti-Ibarre), in the Basque province of Lower Navarre, Nafarroa Beherea. He arrived in New York City at the age of 18. He worked as a sheepherder in Flagstaff, Arizona, and later on in the Winnemucca area. Jean Pierre arrived in Reno around 1914 and worked for the Jeroux family, a successful rancher at that time. María Simona “Louisa” was born in 1896 in Erratzu in the province of Nafarroa. She was the seventh of ten children, of whom six migrated to Nevada and California. Louisa arrived in New York City in 1914. Upon arrival in Reno, she worked as a maid in the mansion of the Jeroux family. “No doubt this is where she met her future husband Jean Pierre Etcheberry,” Paul Etxeberri, a nephew of Mary Jean, states. They married in 1917 in Reno and had three children: St. John, Paul John and Mary Jean. A decade later, Jean Pierre and Louisa bought a sheep ranch in southwest Reno and managed the Santa Fe Hotel, a successful Basque boardinghouse in downtown Reno, for over thirty years. Jean Pierre passed away in 1943, and Louisa in 1989 at the age of 93.

Mary Jean has now become part of Basque-America’s literary legacy, alongside Frank Bergon (Jesse’s Ghost), Martin Etchart (The Good Oak, The Last Shepherd), Robert Laxalt (Sweet Promised Land, The Basque Hotel…), Gregory Martin (Mountain City), and Monique Urza (The Deep Blue Memory), among others.

Before passing away Mary Jean entrusted her great-nieces, Marylou and Jennifer Etcheberry, with her precious manuscript, although it was just recently published.

Oui-Original-ManuscriptBook cover of Oui Oui Oui of the Pyrenees alongside the original type-written manuscript. Photo by Pedro J. Oiarzabal, July 2013, Reno Nevada.

Oui Oui Oui of the Pyrenees was published by the Center for Basque Studies at the University of Nevada, Reno in 2012, the second book of its Juvenile Literature collection. It follows Mark Kurlansky’s The Girl Who Swam to Euskadi, published in 2005 in English and Basque. With more than eighty titles ranging from diaspora and migration books to graphic novels it is by far the largest publishing house in the world on Basque topics for the English-speaking audience. Not shy to admit that academic presses should welcome other types of non-academic quality literary works, the Center for Basque Studies has issued a call for the first annual Basque Literary Writing Contest. (Please note: Entries closed on September 15, 2013.)

Marylou-EtcheberryMarylou Etcheberry, proud great-niece of Mary Jean Etcheberry-Morton, poses with a copy of Oui Oui Oui. Photo by Pedro J. Oiarzabal, July 2013, Elko, Nevada.

Oui Oui Oui of the Pyrenees is a welcoming breath of fresh air for the English-speaking reader, and especially for its younger members, regardless of their ethnic and cultural background. I hope that many more titles would follow the adventures of Maite and her goslin.

My dearest darlings,” Jacque, Maite’s father, writes. “This is the letter I’ve dreamed of writing for four long years…Our future in America looks bright, and I can look forward to having my darlings with me…” This might well echo the wishes of many families that became strangled due to the physical separation upon leaving their homes and their loved ones behind. It very much resembles the family histories of our recent past. For Maite and her mother, it marks the beginning of a new quest.

Many thanks to Paul Etxeberri for gathering information on the Etcheberry family.

Creative_Commons

#EuskalWest2012

I woke up as the sun was reddening; and that was the one distinct time in my life, the strangest moment of all, when I didn’t know who I was—I was far away from home…”

Jack Kerouac (“On the Road”, Part 1, Chapter 3, 1957)

Nevada

One summer evening at dusk (Las Vegas, Nevada).

Upon arriving in Reno, Nevada, the memories I thought were gone for good came back quickly…the silhouettes of the mountains, the city lights, the fragrant smell of the sagebrush, and the name of the streets revealed themselves like invisible ink on a white canvas. Time did not temper the sentiments, and past stories did not diminish in size. It is always good to come back, even if it is impossible to return to the point where I left off.

Ainara Puerta, my colleague, and I embarked on a month-and-a-half-long field trip to conduct oral history interviews with Basque emigrants across the American West as part of a larger project called BizkaiLab, which is the result of an agreement between the Provincial Council of Bizkaia and the University of Deusto. The Center for Basque Studies in Reno became our base camp.

CBS

The Center for Basque Studies at the University of Nevada, Reno.

The aim of the project was (and still is) to preserve the rich migrant past of the Basque people for future generations by gathering information from the people who actually migrated and from those who had returned. Their stories travel landscapes of near and distant memories, between then and now, between an old home and a new home, and are invaluable for understanding our past and our present as a common people dispersed throughout the world.

Elko2

The Star Hotel, Basque boardinghouse established in 1910 in Elko, Nevada.

Understanding the relevance of preserving the life histories of the oldest members of the different Basque communities in America, the North American Basque Organizations, the Center for Basque Studies, the Basque Museum and Cultural Center, and the University of Deusto came together to organize, in a very short period of time, an oral history workshop to train community members in the interviewing process. This, we believe, is a way forward to empower the communities to regain ownership of their local histories as told by those who lived through the migration and resettlement processes.

Workshop

The Oral History Workshop on Basque immigrants in the U.S. took place at the Basque Museum and Cultural Center (Boise, Idaho). Participants from left to right, Patty A. Miller, Teresa Yragui, Grace Mainvil, Gloria Lejardi, Gina Gridley, Goisalde Jausoro, David Lachiondo, and Izaskun Kortazar.

NABO

The North American Basque Organizations Board of Directors. From left to right: Marisa Espinal (Secretary), Valerie (Etcharren) Arrechea (President), Mary Gaztambide (Vice-president), and Grace Mainvil (Treasurer).

Similarly, the road led us to the Basque Cultural Center where we met the members of the Basque Educational Organization; great friends. Their constant work has turned into successful cultural projects in the San Francisco Bay Area, including the book, “Gardeners of Identity”, which I was honored to author.

SF

The Board of Directors of the Basque Educational Organization at the Basque Cultural Center (South San Francisco, California). From left to right, standing: Ainara Puerta, Marisa Espinal, Aña Iriartborde, Yvonne Hauscarriague, Esther Bidaurreta, Nicole Sorhondo, and Pedro J. Oiarzabal. From left to right, kneeling down: Franxoa Bidaurreta, Mari-José Durquet (guest), and Philippe Acheritogaray. (Photograph courtesy of Philippe Acheritogaray)

By the time our trip was coming to an end we had driven over 4,000 miles (approximately 6.600 kilometers) through the states of California, Idaho, and Nevada in less than thirty days. We gathered over 21 hours of interviews with Basques from Boise, Elko, Henderson, Las Vegas, Reno, and Winnemucca. We conducted ethnographic work in the Basque festivals of Boise, Elko, Reno, and Gardnerville; took hundreds of photographs; attended community meetings; and met with several Basque associations and individuals.

on the road

On the road, Highway 50, “The Loneliest Road in America.”

Since the last time I was in the country many dear friends—some of whom had been key players in their Basque-American communities for decades—had sadly passed away. And yet, I found some comfort when witnessing a new generation of Basques, born in the United States, coming forward to maintain and promote our common heritage. This, in turn, will revitalize the Basque life and social fabric of their communities and institutions.

Boise

Oinkari Basque Dancers at the San Inazio Festival (Boise, Idaho).

Reno

Zazpiak Bat Reno Basque Club dancers preparing for the Basque festival in Elko, Nevada.

Throughout our road trip, we also perceived how some rural towns—once lively hubs filled with Basque social activities—now painfully languished, while others were certainly flourishing. It is a mixed sensation, a bitter-sweet feeling that comes to mind when I reflect back on the “health” of our Basque America. Are we writing the last chapters of the Basque culture book in the U.S.? I do not believe so or, at least, I do not want to believe it. I am not sure whether the answer to this question is based on evidence or just wishful thinking. Like many other things in life only time will tell.

Winnemucca

The Winnemucca Hotel, one of the oldest Basque boardinghouses in the American West, established in 1863 (Winnemucca, Nevada).

Elko1

The handball court in Elko, Nevada. A commemorative plaque for the mural reads as follows: “Ama, aita, euzkaldunak, inoiz ez dugu ahaztuko’…mother, father, Basques everywhere, we shall not forget! Our roots run deep.

Thank you all for your love, hospitality and support. Special thanks to those who opened their homes and lives by sharing their memories, some filled with hardships and struggles as well as with hopes and dreams. Indeed, our Basque roots run deep in the American West, and we barely scratched the surface.

Eskerrik asko eta ikusi arte…

On a personal note, “Basque Identity 2.0finally met “A Basque in Boise.”

Henar_Pedro

With Henar Chico in the “City of Trees.” (Photograph courtesy of Henar Chico)

[Except where otherwise noted, all photographs by Pedro J. Oiarzabal]

Creative_Commons

The Flag

Johnson County, Wyoming – encompassing the rolling plains of the Old West and the towering peaks of the Bighorn Mountains. It’s a land rich in both history and scenery. A place of sheep herders and cattle barons, renegades and rustlers. Where Butch Cassidy and the Sundance Kid holed up after their outlaw exploits. Where miners consumed with gold rush fever passed through on the Bozeman Trail. Where some of the most famous Indian battles in American history occurred. And where the Johnson County Cattle War, a rangeland dispute which historians often deem one of the most notorious events in our history, left its mark here in the late 1880s…and that Owen Wister wrote about in his epic American novel, The Virginian.”

(Johnson County, 2012)

Within this grand introduction to the singular history of the Johnson County in the State of Wyoming, surrounded by wild beauty and its frontier origins, lie the story of the Espondas from Baigorri; the Harriets, the Etchemendys, the Urrizagas, and the Caminos from Arnegi; the Iberlins from Banca; the Ansolabeheres, the Iriberrys, and many others. All these Basque pioneers came from the tiny province of Nafarroa Beherea (approximately 511 square mile), in the Department of the Atlantic Pyrenees in France, and with a current population of 28,000 people. On the other hand, Johnson County, established in 1879, and its main city Buffalo, has a population of over 8,500 people on an area of 4,175 square mile.

The history of the Basque presence in the Johnson County begins with the arrival of Jean Esponda in 1902 as reported by Dollie Iberlin and David Romtvedt in their book “Buffalotarrak”. Most Buffalo Basques originated in the village of Baigorri, because Jean Esponda, a successful immigrant from Baigorri, settled in that area of Wyoming. Esponda immigrated into California in 1886 and then moved to Wyoming in 1902, where he set up a thriving sheepherding operation, claiming many Basques from his own natal village and neighboring villages for nearly two decades. Esponda became known as the “King of the Basques”. He passed away in 1936. By the end of the 1960s, Basque sheepmen owned over 250,000 acres (approximately 390 square mile) of Johnson County land, which was about 76% of the land of the entire province of Nafarroa Beherea. According to the United States Census, in 2000 there were only 869 Basque people in Wyoming, being the smallest, but nonetheless vibrant, Basque community in the American West.

basq04111Basque group photograph at St. John the Baptist Catholic Church, in Buffalo, Wyoming, in the late 1960s. (Photograph courtesy of the Center for Basque Studies Library, University of Nevada, Reno)

110 years have passed since Jean Esponda set foot in Wyoming, and much of the Basque heritage is still flourishing. It has become part of the social and cultural fabric of Wyoming. In this regard, Johnson County designed a flag to commemorate the State Fair’s 100th anniversary, which depicts the Ikurriña or Basque flag (originally designed in 1894 in Bilbao, Bizkaia) with the county’s seal in the center, as a way to honor the county’s Basque origins. The Johnson County’s “Basque” flag is the first official Basque flag outside the Basque Country, and the first in the nation. Its symbolism will definitely help to preserve and assure the continuity of the Basque history in the State of Wyoming. It will be publicly displayed, for the first time, at the State Fair that is going to be held on August 11-18 in Douglass.

Do you know similar stories to this one?

jo_co_flag The Johnson County, Wyoming “Basque” flag

Creative_Commons

¿Dónde estabas el 11 de Septiembre?

Eran las 8 y algo de la mañana, encendí el televisor, desayuné, y minutos después fui a afeitarme. Algo me llamó la atención, regresé a la sala y subí el volumen de mi pequeña televisión de segunda mano. En la pantalla aparecía el rótulo de “America under attack” sobre la imagen de un avión estrellándose contra una de las “torres gemelas” del World Trade Center de Nueva York. No comprendía nada. Al principio creí que se trataba del trailer de una nueva superproducción cinematográfica de Hollywood. Pero algo no encajaba. El periodista continuaba insistiendo en la noticia. Algo estaba pasando y el nerviosismo del locutor pronto traspasó la pantalla. Los minutos transcurrían, y de repente un segundo avión cruzó el cielo en dirección a la segunda torre… explosiones, humo, fuego…pánico…las torres empezaron a derrumbarse como castillos de arena ante una galerna…la televisión hablaba de otros aviones… ¿Qué estaba ocurriendo? ¿Quién estaba atacando a Estados Unidos?

Salí de casa hacia la universidad. En la vieja biblioteca de la Universidad de Nevada, Reno, Getchell Library, donde se ubicaba el Centro de Estudios Vascos, habían dispuesto un número de televisores alrededor de los cuales la gente se arremolinaba en el más completo silencio. Algunos estudiantes lloraban histéricos, mientras otros intentaban consolarles. Queríamos comprender lo que estaba pasando pero estaba fuera de toda comprensión. Las noticias no aclaraban nada y todos los canales repetían constantemente la imagen del derrumbe de las torres gemelas. Día tras día, noche tras noche, las 24 horas del día, las mismas imágenes… Solamente el paso del tiempo nos ofreció una explicación más nítida de lo que ocurrió esa mañana del 11 de Septiembre de 2001. Por el momento todo era confusión y caos.

Al mediodía, irónicamente, teníamos programado hablar de “terrorismo” y “violencia política” en la clase que impartía Joseba Zulaika, Director del Centro de Estudios Vascos. Obviamente no era el momento más propicio para abordar dicho tema. En esta terrible situación, Zulaika propuso a los alumnos, visiblemente afectados, la posibilidad de hablar sobre los trágicos acontecimientos ocurridos unas pocas horas antes. Fue una clase memorable. La palabra se convirtió en un bálsamo que catalizaba angustias y temores. Nos apaciguó.

9/11(Imagen:  National September 11 Memorial & Museum)

Medios de comunicación (New York Times), bibliotecas públicas (Library of Congress), programas universitarios de Historia Oral (Columbia University), y departamentos de Psicología de todo el país no tardaron mucho en empezar a recoger miles de testimonios directos e indirectos sobre el “11 S”. Los objetivos eran ofrecer una ayuda directa a las personas más afectadas por los sucesos a la vez que preservar la memoria de los testigos directos de aquel desgraciado hecho histórico. El proceso de duelo colectivo de la sociedad estadounidense había comenzado. La memoria y el recuerdo se transformaron en los ejes de vertebración de la post-América del 11 de Septiembre. “Nunca olvidaremos” (“We will never forget”) se convirtió en el nuevo lema americano.

Sin embargo, las palabras no fueron suficientes para contrarrestar la inseguridad de la población. Las acciones recobraron protagonismo y la retórica bélica se impuso al discurso de la reconciliación. El periodista norteamericano John Carlin escribía hace unos días sobre las desastrosas consecuencias que trajo consigo las medidas “preventivas” que el gobierno de Estados Unidos puso en marcha en respuesta a los atentados del 11 de Septiembre. Carlin estimaba que hasta la fecha las guerras en Afganistán e Irak habían provocado entre 250.000 y 1 millón de víctimas mortales con un gasto cercano a los 4 billones de dólares. Uno no puede más que preguntarse por los horrores de los que habrán sido testigos los habitantes de ambos países.

Y tú ¿dónde estabas el 11 de Septiembre?

88x31

Cartografía de emociones

“Cuando pronuncio la palabra Futuro la primera sílaba pertenece ya al Pasado”

(Wislawa Szymborska)

Mientras leéis estas letras debería de estar cruzando el Atlántico al reencuentro con un yo entregado voluntariamente al olvido. Las agujas del reloj se ralentizan. No hay tiempo como el de los aeropuertos donde su transcurrir se congela como postales de un pasado inamovible. Echo la vista atrás y hago recuento de los casi tres años que llevo fuera del país. A pesar del tiempo transcurrido prevalece el hecho de pensar que todo lo que dejé tras de mi continúa como lo dejé. Revisito lugares de ausencias que ya solamente habitan en mi memoria. ¿Dónde ha quedado el hogar? ¿Dónde fueron a parar los infinitos cielos azules de Reno, el calor de los días, el frío de las noches, el eco del sonido?

Mi casa es un paisaje de horarios discontinuos y de emociones entrelazadas que buscan un equilibrio entre la necesidad del olvido y el peso de la memoria. El resultado son paredes cubiertas por tapices hechos con finas hebras de sueños, recuerdos y añoranzas que ansían imaginarse otros mundos posibles donde volver a comenzar y poder recrear una nueva casa ante la imposibilidad de regresar al pasado.

Ely_Nov2008 (41)The Paris Ranch, Ely, Nevada (Fotografía de P. J. Oiarzabal)

En el libro Mountain City (2000) el autor vasco-americano Martin Gregory reflexiona sobre su niñez, juventud, el significado del hogar y sobre aquellos emigrantes vascos con los que se relacionó durante sus estancias en el pueblo de Mountain City del estado norteamericano de Nevada. Muchos de estos personajes han desaparecido excepto en la memoria de aquellos que les conocieron. Gregory concluye en tono triste y de resignación: “Para mí el hogar es aquel lugar que no puedo evitar que desaparezca”.

La memoria—en esa lucha del recuerdo contra el olvido—en sí es baldía sino se transmite. En nosotros esta el rescatar del olvido la memoria de aquellos vascos que, como los de Mountain City y de tantos otros lugares esparcidos por el continente americano, han sido testigos únicos de un pasado, y que como tal no volverá, pero que es necesario recordarlo. La memoria se alimenta de sí misma, de los recuerdos que aviva, que hacen de su esencia inmaterial una permanencia palpable entre nosotros. Los emigrantes vascos y sus descendientes han generado un imaginario y un legado cultural que han propiciado fuertes vínculos entre ambas orillas del Atlántico, tejiendo una cartografía de emociones que no tienen en cuenta ni fronteras temporales ni espaciales.

¿Qué permanecerá de las Euskal Herrias del Oeste Americano? ¿Qué quedará cuando toda una generación de personas que forman parte de esa memoria colectiva de emigración, expatriación y exilio haya irremediablemente desaparecido? ¿Qué será de esa “casa vasca” erigida en suelo americano?

Ely_Nov2008 (6)Mural en honor a los Pastores Vascos, Ely, Nevada (Fotografía de P. J. Oiarzabal)

Ante el relativo grado de desconocimiento de la sociedad actual sobre el hecho emigratorio se han puesto en marcha diferentes iniciativas que bien podrían afianzar el trabajo a favor de la recuperación de la memoria histórica de la emigración. Por ejemplo, la Junta de la Comunidad Autónoma de Extremadura creo en el mes de Abril el Museo Virtual de la Emigración Extremeña que podría ser un modelo a seguir en el caso de la diáspora vasca. Sin duda alguna, se requiere un firme compromiso con la memoria, con nuestra historia de emigración y retorno con el objetivo de recuperar y divulgar la memoria oral de los vascos del exterior y de aquellos que regresaron en su día como una parte fundamental del patrimonio inmaterial de Euskal Herria. ¡Hay tanto por hacer!

88x31

Donde poner el acento

“No me preguntes quien soy, y no me pidas que permanezca siendo el mismo. Deja a nuestros burócratas y a nuestra policía que vean si nuestros papeles están en orden”

(Michel Foucault)

De esta manera tan rotunda y sugerente el historiador y filósofo Michel Foucault (1926-1984) daba inicio a una de sus ya clásicas obras, L’Archéologie du Savoir (1969). ¿Te defines o te definen? ¿Hay forma alguna de “escapar” a ser etiquetado o de etiquetarse para poder funcionar en sociedad?

Tras varios años en el Norte de Irlanda me encontraba realizando los trámites pertinentes para salir del país, con la mente puesta en mi próximo destino; Estados Unidos. Mi primera visita fue a la oficina de hacienda. Allí rellene todos los papeles habidos y por haber, y esperé el turno para ser llamado. “Un segundo, que revise los formularios”, me dijo la encargada de la sección. “Creo que hay un error en los datos que has aportado”. “Pues no lo sé. Todas las preguntas me parecían muy complicadas y mi inglés no es muy bueno. Mi intención es la de irme a América, así que a efectos fiscales no tengo ninguna intención de mantener ninguna actividad bancaria o comercial”, le expliqué. “Bueno, el problema está en tus datos personales. La dirección que me has dado en el extranjero tiene que ser correcta para que podamos remitirte los documentos sobre tú declaración de renta de este año. En los apartados sobre nacionalidad y país has escrito, “Español” y “España”. Pero dices que naciste en Bilbao. “Sí, así es. Pero al ser un documento oficial…”. “Pues nada, entonces, aquí pondremos “Vasco” y aquí “País Vasco” y entre paréntesis “España”. ¿Si olvidas de dónde vienes como vas a poder recordar quién eres en América? De esta manera, a partir de ahora tú nacionalidad vasca llevará el sello oficial en los papeles de Su Majestad, La Reina Isabel II”. Tiempo después descubrí que el padre de la señora que me atendió en la oficina de hacienda había nacido en Algorta y se había exiliado durante la Guerra Civil de 1936.

230668_10150256608874439_6845348_n(Photograph by Pedro J. Oiarzabal)

Aproximadamente un mes después crucé el Atlántico. A los pocos días de mi llegada, fui a realizar los trámites de solicitud de la tarjeta de la seguridad social de Estados Unidos. En el formulario a rellenar, había dos apartados en referencia al nombre del solicitante. En el primer apartado había que proporcionar el nombre “real” y en el segundo se podían incluir el “alias” o “aliases” por los que el solicitante era también conocido. Incluso se podía optar por tener el “alias” como el nombre “oficial” que aparecería en la tarjeta. Un tanto confundido me acerqué al hombre que estaba atendiendo en la ventanilla de información. Le pregunté cual de todos esos datos debía de rellenar ya que era la primera vez que veía en un documento oficial referencia alguna a aliases: “Perdone, pero no entiendo eso del nombre “real” y el del “alias” ¿Qué es lo que debo rellenar?”. “Dame el pasaporte. Ves, aquí tienes tú nombre, así que en este apartado escribe este nombre, y en el de alias, puedes poner el nombre por el que se te conozca. ¡Esto es América!”, comentó efusivamente. “Aquí puedes ser quien quieras, incluso en la tarjeta de la seguridad social…Oh, tú eres vasco ¿verdad? me pregunto. “Sí ¿Cómo sabe?”. “El acento”, me dijo. “Ya no vienen muchos vascos por aquí. Alguno que otro viene a estudiar a la universidad, pero no es como antes. Mi abuelo era de Munitibar, ¿sabes? Yo mismo fue al Programa de Estudios Vascos a aprender euskera hace muchos años…Veo que en el pasaporte han escrito tú apellido con “y”. Pues aquí lo vamos a escribir con “i”, como debe ser, y así es como va a aparecer reflejado oficialmente en la tarjeta de la seguridad social ¡Bienvenido a América!”

88x31

Basque Club de San Francisco: Bertso a bertso desde 1960

En Junio de 1960, los célebres bertsolaris Fernando Aire “Xalbador” y Mattin Treku viajaron a Estados Unidos para actuar ante las comunidades vascas de La Puente y Bakersfield en California y de Reno en Nevada, así como también en el picnic anual de la asociación francesa de San Francisco, Les Jardiniers Français, la cual estaba compuesta por un número considerable de vascos. Se estima que hacia 1955 más de dos tercios de la población vasca de la Bahía de San Francisco trabajaba en el sector de la jardinería. Al picnic de Les Jardiniers que tuvo lugar el día 19 en el Parque Saratoga Springs acudieron unas 2.500 personas. Durante la actuación de Xalbador y Mattin, el micrófono dejó de funcionar inesperadamente y el espectáculo se suprimió ante la profunda decepción de los propios bertsolaris y el enojo de los vascos que habían acudido a verles. A día de hoy, algunos continúan creyendo que fue un claro acto de sabotaje, para otros un simple problema técnico.

De cualquier modo, la reacción del sector más joven de la comunidad vasca de San Francisco no se hizo esperar. A finales de Junio fundaron el Basque Club of California (Club Vasco de California, o Basque Club de San Francisco) bajo la dirección de Claude Berhouet (natural de Donazaharre y por aquel entonces dueño del Hotel de France en San Francisco), con los objetivos de proteger y promocionar la cultura vasca y el Euskera. Hacia Octubre de 1960, el club había conseguido reunir a cien socios.

Xalbador y Mattin en camino hacia San Francisco, 1960. De izquierda a derecha: André Ospital, Xalbador, Michel Labéguerie, Mattin y Charles Iriart (Cortesía de la Colección Urazandi de San Francisco).

Xalbador y Mattin en camino hacia San Francisco, 1960. De izquierda a derecha: André Ospital, Xalbador, Michel Labéguerie, Mattin y Charles Iriart (Cortesía de la Colección Urazandi de San Francisco).

El Basque Club de San Francisco tenía como precedentes a las relativamente efímeras Sociedad Vascongada de Beneficencia Mutua y al Zazpiak Bat Club creadas a principios de la década de 1920. El Basque Club rápidamente instituyó su primer picnic en 1961, un torneo de mus en 1963 y un campeonato de pelota en 1968, todos ellos de carácter anual. A su vez creo dos grupos de danzas (Zazpiak Bat y Gazteak) en 1960 y 1961 respectivamente, una banda de klika (Zazpiak Bat) en 1964 y un coro (Elgarrekin) en 1979. Pronto se convirtió en uno de los clubs vascos más activos de California y por ende del Oeste Americano.

La emigración vasca hacia California había florecido a lo largo del siglo XIX hasta mediados del siglo XX. Miles de vascos fueron atraídos por la posibilidad de encontrar trabajo en la industria ovina del Oeste Americano. Consecuentemente, a la par que la población vasca aumentaba en San Francisco y a imitación del Basque Club se crearon diferentes asociaciones socio-culturales en la Bahía que culminaron en la construcción en 1982 de su primera euskal etxea, el Basque Cultural Center, cuya asociación promotora fue establecida en 1979. Las organizaciones que surgieron a lo largo de los años fueron: Menlo Park Zazpiak Bat (1964); Basque Educational Organization (1984), Marin-Sonoma Basque Association (1989) y Anaitasuna Basque Club (1991). Hoy en día todas ellas continúan activas con excepción de la de Menlo Park que se disolvió en 1983.

Bertso_Jaialdia_SF

Este año el Basque Club de San Francisco cumple medio siglo de vida y cuenta con el segundo mayor número de socios, unos 300, tras el Basque Cultural Center. Para conmemorar dicha efeméride el Basque Club ha invitado a Maialen Lujanbio y Andoni Egaña para que actúen en el Basque Cultural Center de South San Francisco el día 13 de Marzo. ¿Qué mejor tributo a Xalbador y a Mattin—los instigadores involuntarios del resurgir del asociacionismo vasco en San Francisco—y al Euskera en tierras americanas, que la actuación de dos de las figuras más representativas del bertsolarismo actual? Esta vez los bertsolaris invitados no estarán solos si no que les acompañaran los cuatro bertsolaris en activo de Estados Unidos: Gratien Alfaro, Johnny Curutchet, Jesús Goñi y Martin Goicoechea. Curutchet, Goñi y Goicoechea junto a Jesús Arriada, hoy en día retirado del bertsolarismo, recibieron el 20 de Septiembre de 2003 el National Endowment for the Arts National Heritage Fellowship, el máximo galardón relacionado con la preservación de tradiciones culturales y folklóricas otorgado en Estados Unidos.

88x31